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El día de la gran boda...
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| NARRA SEBASTIÁN |
(Apenas me vieron llegar, me di cuenta que no pertenecía allí, Sus mejores amigos; Igor y Kevin, sus familiares y todos me miraban como si fuera un fantasma del pasado que debería quedarse enterrado. Pero... no podía.)

Han pasado meses que me enteré de la boda y me llegaron las invitaciones. Y aunque juré que no iría aquí estoy parado frente a la entrada del salón. Sé que no era un invitado grato, pero eso nunca fue un impedimento. Un simple traje, una actitud confiada y la seguridad asumió que debería estar en la lista de los favoritos. Al fin y al cabo, siempre he sabido cómo abrir puertas cerradas.

Sofía está hermosa. Incluso más de lo que recordaba, ese vestido blanco parece hecho para ella, me quedé clavado en la puerta del salón, mirando como camina junto a él; Malagón, su prometido y ahora esposo. Su sonrisa es amplia, genuina y segura esas sonrisas que yo nunca supe darle.

¿De verdad me superó? ¿De verdad pude mirarlo a él como alguna vez me miró a mí?

("Y ahora estás aquí, fue el destino gris")

El coro de la canción sigue sonando en mi cabeza, haciéndome eco de todo lo que siento. Mi mente divaga mientras la ceremonia sigue. La escucho decir "si acepto" como si alguien me hubiera hundido un cuchillo en el pecho.

El aplauso general me despierta. Todo a su alrededor, parecen felices por ella, menos yo. No es justo. Yo soy quien tuvo que estar ahí, quien debió haberle prometido amor eterno. Pero la cagué...

Otra vez...

No sé cuánto tiempo pasa antes de qué me atreva a moverme. Estoy en la pista, entre las mesas llenas de invitados. No sé qué voy a hacer, sólo sé que no puedo seguir así. Tengo que verla. Hablar con ella. Aunque sea por última vez.

(La música del vals comienza a sonar. Luis Ángel la toma de la cintura, y ella lo sigue, sonriendo con esa dulzura que siempre tuvo, pero que yo nunca supe cuidar.)

Mis pasos me llevan a ellos sin querer. No pienso lo que pueda pasar. Sólo sé que si me acerco, ella tendrá que mirarme, aunque sea sólo un segundo.

Y lo hace.

Nuestros ojos se encuentran. Sofía se detiene por un instante apenas perceptible, el brillo en su mirada cambia como si algo del pasado regresara a atormentarla. Luis Ángel se da cuenta, le murmura algo al oído, pero ella solo asiente y aparte de la mirada.

¿Eso es todo? ¿Después de todo lo que fuimos solo me da la espalda?

No puedo evitarlo y la rabia me invade, mis manos tiemblan, aprieto los puños y trato de calmarme, pero mi mente es un caos. Ella no puede olvidarme, no puede reemplazarme. No funciona así.

Me acerque más y eso fue la gota que derramó el vaso.

—Sofía.—mi voz se escucha baja, casi quebrada.

Ella se voltea lentamente, como si hubiera estado esperando esto, pero odiándolo al mismo tiempo. Sus ojos me examinan, y veo un destello de algo que no puedo descifrar ¿Es miedo? ¿Odio? ¿Pena?

—Córdova.—dice su tono frío como un hielo—¿Qué haces aquí?

— Solo vine a verte...—mis palabras salen a lo pendejo, atropelladas por un gran tren de culpa y rabia.—Vine a decirte lo que no te dije antes.

ᴇʟʟᴀ ɴᴏ ᴇꜱ ᴛᴜʏᴀ - 𝘓𝘶𝘪𝘴 Á𝘯𝘨𝘦𝘭 𝘔𝘢𝘭𝘢𝘨ó𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora