Sólo nos queda ponernos de pie y pelear para proteger lo que en este mundo más atesoramos. Aún sí perdemos mil veces, mil veces nos volveremos a levantar.
Welcome a Reminiscence of (Dreamers) una novela original, situada 16 723 años en el maña...
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Azasell
Quizás solo queria conocer el mundo, más allá del muro. De niño escuchaba historias, que quería conocer con mis propios ojos. En el exterior patrullaba como de costumbre la gran muralla, junto a mi hermano Anzem, ambos caballeros consagrados a proteger a la humanidad.
—¿En que piensas? —me preguntó Anzem.
Continuamos caminando, nos alejamos. Desde la distancia deslumbraba la majestuosidad y potencia del muro y las altas torres metálicas de la ciudad.
—Regresemos Azasell —tras decirme eso comenzaron a sonar las alarmas, giré mi cabeza en dirección a mi hermano, una horda gigantesca de muertos se acercaba.
Cruzamos al otro lado del muro sin poder evitar estar asustados.
—Comandante, la situación es crítica... —pude escuchar a nuestro capitán informarle al comandante de la División de Defensa.
Los fuertes estruendos de los cañones de alto calibre repercutieron toda la zona, mientras decenas de soldados se agrupaban en sus determinadas posiciones. Repentinamente, ocurrió una gran explosión en el muro, de donde salieron desparramados gigantescos trozos de hormigón y metal, que impactaron contra las edificaciones cercanas. No podía ver nada por la polvareda solo escuchaba los gritos de los soldados, el muro había sido penetrado.
—¿Dónde estás hermano? —Lo llamé mientras desenvainaba mi espada, y me colocaba en guardia.
—Al lado tuyo —respondió, desde mi izquierda—. ¡Penetraron el muro, debemos pelear! —agregó muy alarmado.
La polvareda se disipó y comenzaron a saltar las chispas generadas por el impacto de las espadas de los soldados contra la de los muertos, el combate era inevitable.
Rápidamente mi hermano y yo nos unimos a la defensa sobre nuestros hombros recaía la sobrevivencia de la humanidad.
Decenas de muertos entraban por la gran brecha en el muro, podía ver sus podridas pieles y sus orejas largas de elfo, arremetían contra nosotros y nosotros contra ellos.
El choque fue descomunal, me acerqué a un muerto y blandí mi espada fuertemente contra la suya ejerciendo tanta presión hasta el punto de rompersela junto a la coraza de su oxidada armadura, generandole un gran corte en el pecho
—¡Procura mantenerte cerca, hermano! —escuché a Anzem.
—¡Sí! —respondí mientras bloqueaba un fuerte espadazo de un muerto y lo contratacaba.
Los soldados pelearon fieramente, tras varios minutos de extenuante combate, nos dimos cuenta...
Estaba cansado sosteniendo mi espada, podía observar las amelladuras en la hoja de titanio enriquecido de ella. Respiraba forzosamente mientras veía a los muertos levantarse. No podíamos ganar, nuestra misión no era proteger la ciudad, era ganar tiempo para que terminara la evacuación.