reminiscence of dreamers [Completed]

18 | Viento

Dan Reinds

     Tenía que ayudar pero en mi condición actual no poseía fuerza alguna para hacerlo.

     Veía a Lards levantándose aún con las piernas desangrándose después de recibir una fuerte mordida de ese dragón. Su mirada estaba decidida a acabar con él.

     Extendió sus dagas a los lados, acto seguido su cuerpo fue impactado por un rayo de tal magnitud que expandió el suelo a su alrededor decenas de metros a la redonda, expulsando gigantescos bloques de tierra y cristal que se quedaron suspendidos en el aire por la tensión eléctrica.

     El techo de la cueva desapareció, parecia como si solo ubiera sido un imagen virtual, para camuflajear la nave desde el exterior.
Los ojos de Lards desprendían chispas, tras un segundo apareció sobre la espalda de dragón, callendole cncima con una fuerza meteórica descomunal, nuevamente se escuchó el impacto de otro rayo.

     La velocidad con la que blandia sus cuchillas contra el lomo escamado de la bestia era casi imperceptible, a pesar de su fuerza no parecía surtir efecto.

     El dragón comenzó a agitarse bruscamente, Lards por más que intentaba mantenerse encima suyo cayó al suelo. El dragón se desplazó en un miasma de oscuridad justamente hasta el frente de las trece personas que estaban dirigiéndose a la nave.

     Lards, estaba en el piso, mientras varios soldados abrían fuego contra la criatura; esta rugido nuevamente, haciéndolos caer de espaldas.

     Dirigí mi atención hacia una chica de cabello azul que se encontraba en el suelo, cubriéndose los oídos, junto a los demas. El dragón se les hacercaba. Estaban al punto de ser deborados, sufrir una de las peores muertes.

     —Levántate —logré reconocer su voz.
Miré a mi lado, ensima de la gran toca en la que me ocultaba junto a Aristell, se encontraba Sae sentado.

     El tiempo a mi alrededor se había pausado por completo, Sae estaba ahí mirándome, me dijo—: Siempre los veía desde lejos, ambos siempre soñaban con ser héroes consagrados a proteger a la humanidad.

     Supe que no era mas que una ilusión, Sae había sido asesinado por Azasell. Al fijamente bien, noté que a su lado tenía mi espada verde; la tomó y me dijo:

     —Pelearas tu solo, pero puedo ver que en tu condición actual no vencerás a ese dragón. ¿Aún así pelearas?

     —Estás muerto.

     —¡Gracias por resaltar lo evidente! En cierto, ese sujeto era poderoso, pero tu aún sigues vivo, lo que significa que no morí en vano. Aún hay una oportunidad. No pelees por mí, pelea por ellos.

     Sae dirigió su atención a las trece personas que estaban susceptibles al ataque del dragón.

     —No tengo el poder.

     —A pesar de ser un un Dios...

     —Siempre fui indeciso —termine su clásica frase.

     —Pelea Dan. —Sae me lanzó la espada. Al agarrarla vi aparecer una extraña ventana delante de mí:

     Sistema: Soñador # 2311: Dan Reinsd, usted a despertado su poder divino, "Omni Dios Donner de la Destrucción" En este sueño podrás manejar la realidad a conveniencia. ¿Desea Aceptar la evolución?

     Aceptar

     Denegar

     Advertencia: Su cuerpo no está preparado para soportar su energía actual, en caso de Denegar la evolución, teminara degradadose conduciendo a una muerte dentro de 10 horas 35 minutos.

     No sabía de qué se trataba todo esto.

     —Aceptar.

     La espada verde en mi mano desapareció tal como lo suponía era una simple ilusión. Pero extendí mi mano derecha a un lado agarrando mi espada verde, esta si era real.

Dhalas Ilnois

     Estaba tirada en el suelo, podía ver los dientes del dragón tan oscuros como la obsidiana, estaba a pocos metros de mi y mis compañeros. En ese momento tuve un pensamiento, mientras miraba hacia atrás y veía a mi padre de rodillas en el suelo; sin poder levantarse por las heridas en las piernas.

     "¿Voy a morir aquí?"

     Nací en un mundo en donde los rayos del sol apenas tocaban el suelo, y todo estaba cubierto por hielo. Después de encontrar un paraíso cálido.

     "¿Voy a morir aquí?" Nuevamente esa pregunta apareció por mi cabeza.
Miré hacia el dragón, miré hacia mi muerte encarandola de frente. La criatura enfurecida arremetió hacia nosotros abriendo su su boca.

     Repentinamente...

     —"Rey de Vientos". —En su camino se interpuso el terricola de cabello blanco, deslizo su espada hacia abajo en un simple ataque partió en dos el gigantesco cuerpo del dragón, en lo que parecía ser una ráfaga de viento que expandió el suelo al frente suyo mientras los dos extremos de la criatura alada caía a los lados envuelta en sangre y entrañas.

     Parte de esa sangre cayó en mi cara obstruyendo mi visión, rápidamente limpié mi rostro sin saber qué había pasado. El joven terrícola estaba delante de nosotros delante del cadaver del dragón, portando una espada verde.

     Su presencia era imponente a un nivel superior, tras una breve respiración se giró hacia nosotros dejando al descubierto su expresión calmada. Dos líneas doradas marcaban verticalmente en su rostro.

     —¿Quién eres? —le pregunté mientras le veía sacudir la sangre de su espada.

     —Dan Reinds Omni Dios Donner de la Destrucción. —Su tono de voz realmente era imponente.

     Solo sentia agradecimiento. Rápidamente me levanté y corrí hacia mi padre. Lo apoyé en mí, pude notar que no le quitaba la vista de encima a Dan sin dejar escapar su asombro junto a una gran sensación de alivió.

     —Él es fuerte —dijo.

     —Papá hay que llevarte de regreso al campamento estás perdiendo mucha sangre —le advertí muy preocupada mientras veía la sangre de sus piernas.

     —Tranquila —me dijo mientras aún miraba a Dan—. Soldado.
Dan dirigío su atención hacia nosotros.

     —No tengo tiempo que perder —dijo luego se acercó a una de las compuertas de la gran nave, la cual se encontraba muy dañado y semi abierta.

     —¿Quién es él? —le pregunté a mi padre.

     —No lo sé.