CAPÍTULO 35

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- ¿Esta... esta... muerto? – Damián apenas se movía – ¿tú... tú lo ... asesinaste? –

- ¡¿LO HICISTE?! – gritó - ¡DÍMELO! ¡¿LO HICISTE?! –

- Ojalá lo hubiera hecho –


.... 


Azul, un azul gélido, lleno de ansiedad, preocupación, miedo...

¡Ah! que conocido resultaba ahora ese sentimiento.

Azul, un par de zafiros azules que centelleaban con el fuego. Un cabello azabache que se mecía con el viento, mientras las personas corrían buscando refugio a su alrededor.

Las cenizas teñían sus mejillas, el calor perlaba de sudor su rostro pálido y sus labios, tensos y finos, parecían contener las palabras, o los gritos, mas insondables de su alma...

Azul y escarlata brillando, no, ardiendo, en los mismos ojos del chico que caminaba abriéndose paso entre las ruinas y el fuego. Sin detenerse, sin acelerar, como si cada segundo fuese creado por sus pasos, como si no existiera nada más, como si el mundo no se estuviera cayendo a su alrededor entre disparos y llamas ardientes...

Él solo caminaba, caminaba...

Se acercaba.

El fuego aminoraba a su paso, las llamas danzaban lejos para permitirle seguir acercándose. sabía que en mi interior lo quería, lo necesitaba. Necesitaba a alguien que extendiera su mano, que creyera en mí, que no viera en mí a un monstruo, y de todos los allí presentes, esos ojos azul zafiro eran los únicos que aun veían mi humanidad.

Trataban de calmarme, trataban de hacerme volver, había ido demasiado lejos, donde ellos no podían seguirme y, aun así, el chico caminaba hacia el monstruo sin detenerse, sin preocuparse por las llamas que lamian su piel, sin apartar sus ojos del fantasma.

Descender del aire fue sencillo, como si el peso de aquella parafernalia envuelta en llamas me dejara por un segundo y pudiera desplomarme y descansar. Mis pies tocaron el suelo, mis ojos apuntaron allí, mis puños aún apretados, mi mandíbula tensa

- Ani ... -

una mano suave se posó en mi mentón y lo levantó con ternura

- Siempre estaré aquí para recordarte lo grandiosa que eres. No tengas miedo. Estas a salvo –

A salvo...

Saboreé aquellas palabras, las recordé. Dejé que calaran en mi pecho, que apagaran las llamas en mi interior, me aferré a aquella mano que sostenía mi mentón y tragué con fuerza, y por un segundo, me sentí a salvo

- ¡Daniel, aléjate de ella! –

Ambos nos sobresaltamos, las llamas volvieron a crecer. Damián apuntaba su arma hacia mí

- ¡Aléjate de él, fantasma! – gruñó

Daniel se interpuso, abrió la boca para decir algo, pero fue arrebatado de su sitio en un instante, un borrón rojo, un grito de protesta, y un segundo después Daniel volaba sujeto en los brazos de la cazadora lejos de mí.

Las llamas ardieron a mi alrededor con fuerza, la cazadora se alejaba cada vez mas mientras el chico protestaba, en el segundo que me dispuse a emprender el vuelo, un fogonazo de luz alumbró ante mí, un dolor quemante en mi pecho, la sensación de ser levantada por el aire y el crujir del pavimento al caer fue todo lo que pude captar, Damián había acertado en su disparo.

The Ghost   [ Re subiendo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora