CAPÍTULO 37

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"Creí que lo sabias – comentó algo extrañado – tu energía compartesimilitudes con la de otro fantasma. Tienes algo que no es tuyo y a la vez, site pertenece ahora."


....


Desperté de golpe y me incorporé ganándome un fuerte mareo, llevé las manos a mi cabeza tratando de mitigar la sensación y acostumbrando mis ojos a la luz

- Has despertado. Ya era hora –

Pestañeé mientras mi visión se aclaraba y cuando por fin pude enfocar, me costó procesar lo que veía.

Una enorme figura me sonreía en la entrada de una gran habitación, su cuerpo en su gran mayoría, se asemejaba a un enorme lobo blanco que, de pie en el umbral de la puerta, me sonreía cálidamente con unos afilados colmillos.

Uno de sus brazos estaba completamente hecho de hielo y de su cabeza salían dos enormes cuernos igualmente de hielo.

Llevaba una banda dorada en su bíceps derecho, un cinturón dorado adornado con una gema azul que sostenía un taparrabos azul y una gran capa alrededor de sus hombros, sostenida por un amuleto dorado.

Por su porte imponente y sus joyas, debía ser el líder del lugar, cualquiera que fuera este

- ¿se te ha congelado la lengua? – bromeó

Quité mi gesto atónito sacudiendo mi cabeza y de nuevo le miré

- Perdón, es que... yo... ehm... - rasqué mi cuello y lo intenté de nuevo – Soy... -

- Anais. Lo sé –

Fruncí mi ceño ante aquella revelación, conservaba mi forma fantasma, ¿cómo sabían aquellos desconocidos mi otra identidad?

- Descuida – dijo el enorme lobo casi riendo – no somos enemigos –

- ¿somos? Pregunté – ¿hay... más como tú? –

El enorme fantasma sonrió complacido, casi orgulloso

- Todo mi pueblo esta encantado de tenerte aquí, Anais -

Mi confusión fue en aumento

- ¿nos conocemos? – miré a mi alrededor - ¿y Qué lugar es este? –

- Nosotros te conocemos y pronto tú nos conocerás. Bienvenida a la tierra de los congelados –

...

Era agradable respirar un poco de aire fresco después de casi destruir una ciudad, solo que aquel aire pasaba gélido a mi alrededor mientras trataba de seguir los rápidos pasos de aquel que se había presentado como "Frostbite, líder del reino de los congelados".

Parecía un tipo rudo, sagaz y bélico en sus maneras, nadie con sentido común se metería con este sujeto, pero la calidez de su trato y de sus palabras daban un contraste bastante interesante

- Y esta es nuestra zona de entrenamiento – sonrió y extendió su brazo congelado hacia un enorme terreno de hielo con algunas gradas a su alrededor

- Debe gustarles mucho entrenar – comenté de modo distraído

Frostbite sonrió maliciosamente y continuó su camino.

Él y su pueblo me habían acogido como una más de entre ellos, me saludaban al pasar y se inclinaban ante el gran jefe, habían curado mis heridas y habían pedido mi traje para arreglarlo y asearlo mientras yo recorría el lugar con su líder.

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⏰ Última actualización: Jul 24 ⏰

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