Ya, al día siguiente, estoy teniendo una mañana bastante ajetreada y divertida en la editorial. Me ha sorprendido la cantidad de libros eróticos que escriben últimamente los nuevos autores. Parece que es una nueva moda. O que, en este siglo que estamos, la gente está desatada y ya no tiene pelos en la lengua.
Que..., oye, me parece muy bien, quizás yo un día me atreva también. Pero..., papis, no creo que sea apto para vosotros, no quiero escandalizaros.Hojeo uno cuyo título es Fuego entre las sábanas, de una tal Alicia Roca. Es su primer libro. Leo los primeros capítulos, y me hace gracia la manera de expresar cuando, los dos protagonistas hombre y mujer, están haciendo el amor. En el libro, la mayoría de las veces no lo llaman así, más bien usan la palabra follar, y polla en lugar de pene.
Un libro muy subidito de tono. Llevo leídos seis capítulos y ya ha nombrado unas doce posturas diferentes que nunca imaginé hacer. Y, entonces, me da por pensar dónde fue a parar el romanticismo, y también la típica postura del misionero.
Nora..., tienes mucho que estudiar y aprender.Me pongo a fantasear un poco, ser un poco loba en la mente de caperucita, no es un acto para acabar en el infierno. Una noche salvaje con el vecino poli, y..., vestido de poli.
Mmm... Me quedo pensando cosas guarras, cuando me doy cuenta de que, el lápiz, lo tengo tan mordido que siento que tengo cachitos de madera en la boca. Ay, Nora. Basta. Quítate esos pensamientos de la cabeza y concéntrate en lo que estás haciendo.
Aunque sea difícil con cierta temática.Cuando regreso a casa, cuelgo el bolso en el perchero de la entrada y me acuerdo del bonsai que me dio Joel. Salgo al jardín y, ahí está, justo donde lo dejé, en la entrada.
La verdad es que no sé mucho sobre estos bonsais, porque nunca tuve uno. Así que saco el móvil del bolsillo de la chaqueta, y tecleo en Google "cuidados de bonsai azalea japonica". Pincho una de las páginas y me sale todo descrito.
Pone que es una especie típicamente japonesa, de hoja perenne y es apreciada por su floración en primavera. También dice que es sensible a la sequía y requiere estar al abrigo del viento, que soporta bien el sol pero existe siempre el riesgo de que se deseque y en verano es mejor tenerla a la sombra. Del riego dice que tiene que ser frecuente, con agua blanda, es decir, con agua de lluvia colectada en un tanque o recipiente. También se puede utilizar agua corriente, preferiblemente después de dejarla reposar algunos días. Y regar cada vez que la tierra de la superficie esté seca.
Ayer, cuando me la dio, estaba regada. Al tocarla, veo que aún está húmeda. A pesar del calor que hace, aún no hace el suficiente como para que se reseque en tan poco tiempo. Pero siguiendo las recomendaciones, la pongo a la sombra.
Cuando me levanto, la voz de Joel me sorprende de nuevo.
-Buenas tardes, Nora -me saluda desde su jardín, está vez vestido de uniforme.
Es la primera vez que lo veo uniformado, y su atractivo salta a la vista. Creo que no soy la única a la que este hombre hace suspirar.
-Hola, Joel. Estaba mirando información sobre tu bonsai -carraspeo.
-Ya veo. Aunque ya es tuyo -sonríe.
-Bueno, ya me entiendes.
-Sí, sí; me alegra de que esté con buenos ojos. Lo cierto es que llegué de trabajar y..., me apetecía ir a tomar algo frío. Hoy hace calor. Te iba a preguntar si querías venir y así me acompañas.Una invitación que a mí me coge por sorpresa.
-Okey, estupendo, la verdad es que también me apetece tomar algo frío.Y es verdad, el calor ya se va notando y la boca se me seca constantemente.
-Pues me cambio rápido y te espero fuera en el coche.
-Vale, me retoco un poco, cojo el bolso y salgo enseguida.Cuando entro, Maya está en el comedor empezando a comer.
-¿Dónde andabas, mamá? Creí que no habías llegado aún -pregunta con extrañeza y con las cejas levantadas.
-Estaba fuera en el jardín, llegué antes que tú -le contento mientras me pinto un poco los labios.
-¿Vas a salir? -sonríe curiosa.
-El nuevo vecino me ha invitado a tomar algo frío. Ya sabes, ha llegado nuevo y, como me ofrecí a ayudarlo en algunas cosas, pues, nada, que quiso ser amable invitándome a tomar algo -le suelto esa patraña de medias verdades para que no se monte historias de que su madre está ligando con el vecino de al lado.
-Ajaaa... -dice pensativa señálandome con el tenedor.
Pero yo, salgo a toda prisa sin dejar que me suelte una de sus especulaciones, y, le recuerdo desde la puerta, que me guarde lo que ha sobrado en un tupper para el día siguiente.
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Yo soy Nora
RomanceNora tiene treinta y cuatro años. A Nora no le dio tiempo de zanjar nada con Oliver. Nora vive encerrada en su casa, con su ordenador y hace un año que no sale. Pero Nora tiene una hija adolescente que quiere abrirle los ojos. Nora no recuerda que h...