Alfas, Omega y Beta

1K 96 12
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





Lilith & Sofia

La última semana había sido un desastre total. Lili estaba desesperada; las cosas en su casa iban de mal en peor, y la escuela se había convertido en un infierno. Lilith estaba al borde del colapso y lo único que la mantenía a flote era el apoyo de Sofía.

Una tarde, Lilith no pudo más. Con la mente nublada por la ansiedad, decidió ir a la única persona que podía calmarla: Sofía. Sin pensarlo dos veces, salió corriendo de su casa y se dirigió a la casa de Sofía. No se detuvo hasta llegar a la puerta.

La alfa estaba apoyada en la puerta de la casa de Sofía, tratando de calmar su respiración agitada. Sin saber qué hacer, golpeó la puerta con fuerza. Para su sorpresa, la puerta se abrió de golpe, pero no había nadie al otro lado. Tomándose la libertad, Lilith ingresó al interior de la casa, esperando que solo fuese un error y que nada le hubiese pasado a Sofía.

- ¿Sofía? -llamó con voz temblorosa, pero no hubo respuesta.

Cerró la puerta con cuidado y subió las escaleras sin hacer ruido, tratando de no asustar a nadie que estuviese en el interior. La alfa caminó directo a la habitación de la menor, del interior únicamente salían risas y uno que otro suspiro. Lilith suspiró aliviada, sabiendo que la Omega se encontraba bien.

Justo antes de tocar la puerta, escuchó una voz más profunda que la de Sofía.

- Eres tan hermosa -dijo la voz masculina.

Lilith frunció el ceño. El dueño de aquella voz no era ajeno a ella. Miles de ideas pasaron por su mente, pero la alfa decidió creer que era su imaginación.

- Basta, no digas esas cosas, Matt -rió Sofía, nerviosa.

- Es que me encantas.

La risa sonora de la Omega inundó toda la casa. De repente, los hombros de Lilith se sentían pesados, sus ojos ardían y su garganta dolía. Aquellas palabras, esas malditas palabras, eran las mismas que ella le había dicho a Sofía en una noche similar. Imaginaba la situación en la que se encontraban y eso hacía que el nudo en su garganta doliera aún más.

Lilith retrocedió un paso, su mente en un torbellino de emociones. Sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies. Quería gritar, quería llorar, pero se quedó inmóvil, incapaz de procesar lo que estaba ocurriendo.

Gardenias and Coffee cups | WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora