Capitulo 19

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Vistazo al pasado

Dalia creció en una familia donde la apariencia y la perfección lo eran todo. Desde pequeña, su madre, una mujer con estándares imposibles, y su padre, un empresario exitoso y exigente, moldearon su vida con un solo objetivo: unir a Addam's Industries y Hammer Law Firm.

De niña, Dalia no conoció lo que era jugar libremente o cometer errores. Cada minuto de su día estaba meticulosamente planificado. Las tardes de juegos y risas fueron reemplazadas por clases de piano, ballet, y matemáticas avanzadas. Las amistades se seleccionaban no por afinidad, sino por conveniencia y reputación. Todo tenía que estar en línea con la imagen de la familia perfecta.

En la adolescencia, la presión aumentó. Su hermano mayor, William, sobresalía en todo lo que hacía, y Dalia debía estar a la altura. Ser la hija perfecta significaba tener las mejores calificaciones, ser la más talentosa, y comportarse impecablemente en cada evento social. Las noches de estudio eran interminables, y el agotamiento era su compañero constante, pero el miedo a decepcionar a sus padres la mantenía en pie.

Los años universitarios no trajeron alivio. Estudió Derecho, no porque lo deseara, sino porque era lo que su padre consideraba adecuado. Sus logros académicos fueron notables, pero cada triunfo era seguido por la sensación de vacío y la pregunta: "¿Qué más puedo hacer para ser perfecta?"

Dalia siempre había sabido que su destino no le pertenecía. Sus padres, insaciables en su búsqueda de perfección y poder, habían planeado su vida con precisión quirúrgica. Parte de ese plan era unir a la familia con los Addams, socios de negocios de larga data. Su hija mayor, Wednesday, había crecido en el mismo ambiente de estrictas expectativas y presión constante. Desde pequeñas, Dalia y Wednesday entendieron que su futuro estaba decidido: algún día, se casarían para consolidar el imperio familiar.

El compromiso se anunció con una pompa acorde a la importancia del evento. Dalia y Wednesday ambas bellas y perfectamente preparadas para sus roles, aceptaron sin cuestionar. La boda fue un acontecimiento de proporciones épicas. Los medios de comunicación cubrieron cada detalle, desde la elección del vestido de Wednesday hasta el menú exquisito. La ceremonia fue un espectáculo, una muestra de perfección calculada. Cada sonrisa y cada gesto estaban coreografiados, diseñados para impresionar.

Mientras la multitud de invitados aplaudía y los fotógrafos capturaban cada instante, Dalia y Wednesday mantenían una fachada impecable. Rechazaron las entrevistas con elegancia, alegando que preferían disfrutar de su luna de miel en privado. La realidad era que ambas estaban agotadas de vivir bajo el escrutinio constante y las expectativas imposibles.

Gardenias and Coffee cups | WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora