Capitulo 27

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El olor a pino, café y tabaco inundaba la habitación de la Omega. Wednesday no había dormido en toda la noche para estar pendiente de cada procedimiento que el personal de medicina realizaba a Enid. La Omega rubia aún dormía pues el doctor a cargo había optado por colocar anestesia general después de que la Omega despertara y el dolor la llevara al borde de las lágrimas. La preocupación en el rostro de Wednesday era palpable, sus ojos oscuros estaban rodeados de sombras profundas y su mandíbula estaba tensa.

La habitación, aunque bien iluminada por la luz matinal que se filtraba por la ventana, parecía un escenario de tensión acumulada. El reloj en la muñeca de Wednesday marcaba las 7:30 a.m. Con un suspiro cansado, se llevó un cigarro a los labios y encendió el encendedor con manos temblorosas. La alfa no fumaba desde que nació Lilith, pues no quería a su hija cerca de aquel tipo de cosas, pero esa noche ni siquiera se cuestionó. Wednesday había fumado dos cajetillas completas en lo que iba del día, cada calada un intento desesperado de calmar sus nervios.

-Mierda- murmuró aplastando el cigarro contra el cenicero con más fuerza de la necesaria. El silencio que siguió era casi insoportable, solo roto por el sonido ocasional de las máquinas médicas monitoreando a Enid.

Con las manos aún temblorosas, Wednesday colocó otro cigarro entre sus labios y sirvió una taza de café. Giró apoyando su espalda en la pared, al lado de la ventana, soplando el humo hasta el exterior del edificio, como si al hacerlo pudiera expulsar también algo de la ansiedad que la consumía. La alfa acabó su taza de café en tres tragos largos y amargos, probó el cigarro y con gentileza trató de esparcir el humo al exterior para no molestar a la Omega rubia.

El silencio fue interrumpido por una voz suave, apenas un susurro.

-Si sigues así, no llegarás a la quinta cajetilla - dijo Enid, aún con los ojos cerrados, su tono era suave pero cargado de preocupación.

Wednesday se sobresaltó ligeramente y se giró para mirar a Enid, su rostro suavizándose al ver que estaba despierta.

-Enid...-comenzó, pero la rubia levantó una mano, pidiéndole silencio.

-¿Cuántas horas llevas despierta, Wedns?-preguntó Enid con voz ronca, abriendo lentamente los ojos para mirar a su pareja. La preocupación en sus ojos azules reflejaba la misma angustia que Wednesday sentía.

-No importa, Enid. Lo que importa es que tú estés bien- respondió Wednesday, su voz tensa pero tratando de sonar tranquilizadora. Se acercó a la cama y se sentó en el borde, dejando el cigarro en el cenicero cercano. -Llamaré al doctor.

dijo Wednesday con voz tensa, y salió rápidamente de la habitación, dejando a Enid con la boca abierta. Jamás había visto a la alfa en aquel estado. La Omega suspiró, sintiendo una mezcla de preocupación y gratitud por el cuidado de su pareja.

Gardenias and Coffee cups | WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora