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Tarde, demasiado tarde .
Enid corría apresuradamente por los pasillos de la escuela, maldiciendo el tráfico que la había retrasado. Finalmente, llegó al salón de Blace, entró con prisa al patio donde los niños esperaban a sus padres. Al observar el lugar, su corazón se apretó al ver a Blace parado solo, separado de sus compañeros, mirando cómo abrazaban a sus padres con una expresión triste.
La Omega se acercó a Blace con cautela, sintiendo un nudo en la garganta. Sabía que él podía estar molesto porque había llegado tarde. Al llegar a su lado, le sonrió con suavidad.
-Hola, Blay. Lamento mucho llegar tarde -dijo, tratando de reconfortarlo.
El alfa la miró con seriedad, sin decir nada por un momento. Enid se sentio incómoda ante su silencio y esperaba una reacción. Entonces, vio cómo los ojos de Blace comenzaban a llenarse de lágrimas. Su expresión seria se desmoronó, y un sollozo ahogado escapó de sus labios.
-Hola... Te estaba esperando.-dijo Blace, con la voz entrecortada tratando de para el llanto-. ¿Puedo abrazarte, por favor?
Enid sintió un nudo en el pecho. Se arrodilló para estar a la altura del pequeño pelinegro y lo rodeó con un abrazo cariñoso.
-¿Por qué llegas tarde? Los demás niños ya están con sus mamás...
-Tienes razón, debí haber llegado a tiempo. Te prometo que no volvera a pasar. -le dijo con ternura.
Blace sollozaba en su abrazo, buscando consuelo. La Omega lo sostuvo con fuerza y le susurró palabras de consuelo.
-¿Por qué no puedo decirte mamá? - dijo entre llantos-.Todos los demás niños tienen mamá y yo quisiera que tú fueras mi mami.
-Puedes llamarme como quieras si eso te hace sentir mejor, Blace -dijo, entre leves sollozos-. Pero quiero que sepas que estoy aquí para ti, siempre.
Blace asintió lentamente, aceptando el abrazo de la rubia y dejando que las lágrimas fluyeran libremente. La omega rubia le ofreció apoyo y consuelo mientras lo llevaba hacia la salida de la escuela. Estaba dispuesta a hacer todo lo necesario para que su pequeño alfa se sintiera amado y cuidado.
- ¿Podemos comer helado antes de ir a casa? - pregunto el alfa haciendo un puchero.
- Será nuestro secreto - respondió sonriendo la rubia-. Anda, tus hermanos nos esperan en el auto.
Blace sonrió y tomo su mano con fuerza, ahora tenía una mamá, una que si lo quería.
