Capitulo 31

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-¿Entonces es una Omega que coqueteó con Wednesday mientras tú estabas en la playa con Voldemort? - preguntó Yoko, alzando una ceja con incredulidad mientras observaba a Enid.

- En pocas palabras - respondió Enid, bajando la cabeza, su voz teñida de vergüenza y frustración.

Yoko, siempre la amiga leal, suspiró profundamente antes de hablar.

-Sabes que siempre estoy de tu lado, Enid, no importa si desvalijas un geriátrico, yo te defendería...

- Aquí viene el pero - susurró la rubia, anticipando el resto de la frase de Yoko.

- Pero no tienes por qué ponerte celosa - continuó Yoko, cerrando los ojos con fuerza para enfocar sus pensamientos. - Quiero decir, ella es una alfa realmente estúpida, pero jamás ha estado con alguien más desde que te conoció. Es lógico que una Omega quiera coquetear con ella. Es estúpida, pero no fea, Ens.

Enid exhaló bruscamente, su frustración acumulada burbujeando a la superficie.

- ¡Mierda, lo sé! - respondió exasperada, apretando los puños. - ¡Pero mi lobo se vuelve loco! ¡Incluso se puso así cuando conocí a Dalia!

- Esto es grave - dijo Yoko, su tono ahora cargado de preocupación mientras la gravedad de la situación se asentaba sobre ellas. - Esa Omega está embarazada.

Enid asintió, la vergüenza pintando sus mejillas de un tono rosado. Se sentía atrapada entre su amor por Wednesday y los celos irracionales que la consumían.

-Blace la adora y Wednesday parece ser muy cercana a ella -suspiró Enid con tristeza, mirando a su amiga con ojos llenos de inseguridad-. Incluso la abrazó cuando a mí ni siquiera me dirigió la palabra después de la noche anterior.

Yoko frunció el ceño, tratando de encontrar las palabras adecuadas para consolar a su amiga.

-Ens... Ella es su madre y, bueno, Wednesday... seguramente ellas se quieren. Son familia.

-Sí, escuché eso en una película de Adam Sandler y, déjame decirte, se quedó con la ex -dijo Enid con amargura, sus ojos reflejando la lucha interna que estaba atravesando.

Yoko apretó la mano de Enid en señal de apoyo, su expresión seria y comprensiva.

-No los merezco, Yoko -murmuró Enid, su voz apenas audible.

-No digas eso, Enid. Ellos te aman -replicó Yoko con firmeza, tratando de romper la barrera de autocompasión de su amiga.

Enid negó con la cabeza, sus ojos llenos de lágrimas no derramadas.

-No, no los merezco -repitió, su voz quebrándose-. Los dejé de lado por la primera persona que me dio amor cuando ellos me estaban haciendo su mundo entero. No merezco a esos niños, ni a Wednesday.

Gardenias and Coffee cups | WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora