Extra I

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Un mes después

Enid estaba de pie frente al lavabo del baño, el corazón latiéndole con tanta fuerza que parecía que iba a salirse de su pecho. A través de la puerta del baño, la voz de Lily resonó con la ligereza de una conversación cotidiana, en completo contraste con el caos interior que Enid estaba experimentando.

—Llamó la abuela, dijo que encontró las flores que mamá quería —anunció Lily con tono alegre—. Y Daniel mencionó que ya tiene las invitaciones listas. Si quieres, Max y yo podemos pasar a recogerlas.

Enid no pudo evitar sonreír al escuchar el ofrecimiento, pero su mente seguía centrada en la pequeña prueba de embarazo que reposaba sobre la superficie del lavabo. La prueba aún mostraba una pantalla en blanco, y aunque las instrucciones indicaban que el tiempo de espera era de cinco minutos, para Enid esos minutos se sentían interminables.

—Sí, gracias, Lily —respondió Enid sin apartar la vista del dispositivo, su voz temblando ligeramente.

El silencio del baño se hizo aún más pesado mientras Enid miraba la prueba con ansiedad. Sus manos estaban temblorosas, y una sensación de desesperación comenzaba a invadirla. La idea de que la prueba pudiera resultar negativa o positiva la tenía al borde de la locura. No podía dejar de pensar en lo que significaría cada resultado, ni en las posibles repercusiones en su vida.

Con un suspiro profundo, Enid tomó su teléfono móvil con las manos temblorosas y, con cuidado de no dejar de mirar la prueba, marcó el número de Yoko. Esperaba que la llamada fuera rápida y discreta, sin que Divina la escuchara y se diera cuenta de la urgencia en su voz.

—Nini, ¿eres tú? —contestó Yoko al otro lado de la línea, su tono inicial era de preocupación.

—¿Estás sola? —preguntó Enid con urgencia, la voz apenas un susurro, como si temiera que alguien pudiera escuchar.

—Sí, Divina salió temprano a su oficina. ¿Qué pasa? —Yoko sonaba confundida, pero también atenta.

—Necesito que vengas a la casa —Enid casi suplicó, intentando mantener la calma—. Por favor, ven. Te explicaré cuando llegues.

—¿Qué ocurre, Enid? —La voz de Yoko se tornó aún más preocupada—. ¿Está todo bien?

—Por favor, solo ven. Es importante —insistió Enid, con la voz quebrándose al final de la frase.

Hubo una breve pausa en la línea, y Enid pudo escuchar el sonido de Yoko respirando hondo, como si estuviera tratando de procesar la solicitud con rapidez.

—Está bien, llegaré en unos diez minutos. ¿Puedo hacer algo mientras tanto?

—No, solo ven. Necesito hablar contigo en persona —respondió Enid, su voz era hora un susurro agotado.

Gardenias and Coffee cups | WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora