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Wednesday estaba estresada, no tenía ni la más mínima idea de que le había sucedido a su hija. Su hijo estaba en la parte trasera de su coche herido debido a un arranque de ira de su hermana mayor. Tenía al lado a una Omega aterrada y triste junto con su pequeño hijo convirtiéndose en un territorial con la Omega.
-Entiendo si quieres renunciar. - dijo la alfa llamando su atención.
Dorian se encontraba durmiendo en los brazos de Enid, mientras Wednesday estaba junto a ellos aún en el interior de su auto.
Enid estaba perdida en sus pensamientos y su olor aún era triste por lo cual la ansiedad de la alfa era fuerte.
-No quiero renunciar, Wednesday. - dijo sonriendo levemente -Adoro a tus cachorros, y aunque me dolió lo que hizo Lily, pero no los voy a dejar, estos cachorros son lo que más amo..
Dejó un beso en la frente de Dorian quien se acurrucó más.
Wednesday por primera vez hizo caso a sus impulsos y tomó a Enid entre sus brazos con cuidado de no lastimarla.
Acaricio sus brazos y cabello suavemente.
-Mi alfa me estaba matando por consolarte, lo siento - susurró avergonzada
Al soltar lentamente a Enid y ver el tono carmín en sus mejillas la alfa no pudo evitar sentir ternura ante la Omega.
-E-es una reacción común de los alfas. -Rio la omega.
Estaban en el estacionamiento del hospital esperando a que Blace se sintiera mejor, pues se sentía adormilado y quería relajarse un poco.
Enid abrió la puerta del auto y ayudó a Blace a bajar de este.
Enid tenía ya a Dorian en sus brazos y se rehusaba a soltarle, especialmente porque la omega aún olía a tristeza y un poquito de miedo, el pequeño alfa quería proteger a la Omega que consideraba su mamá.
-No, ya tiene a Dorian en sus brazos. Ven aquí, campeón - Wednesday levantó con facilidad a Blace quien se apoyó y se escondió triste en el cuello de su mamá.
Al entrar al hospital los atendieron y llevaron al área de pediatría donde le darían una consulta rápida. Ahora Blace estaba en una camilla y Dorian durmiendo en los brazos de Enid.
La rubia seguía nerviosa y podía sentir tristeza en su aroma, por lo cual la mayor se acercó a ella y la abrazó, rodeando sus brazos alrededor de ella y descansando su barbilla en su cabeza.
