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Ivana

Desde que hablamos con Clara sobre ese tema, me quedé pensando en si podría haber sido diferente. Era algo que yo ya tenía superado, pero por alguna razón, cuando se vuelve a abrir el tema, tu mente vuelve a recaer en el foso de posibilidades que podrían haber sido. ¿Qué habría sido de mi relación con Bruno si nada de lo que hizo hubiera pasado? ¿Seguiríamos siendo el mismo grupo de siempre...? Eso fue lo peor que nos pudo pasar a todos. Se disolvió un grupo y con él mi felicidad, hasta que volví a encontrarla. Tal vez, la vida me estaba poniendo delante una nueva oportunidad. O tal vez la vida me estaba abriendo los ojos, en el sentido de que nada de eso estaba superado, porque nunca tuve unas disculpas por parte de nadie por todo lo que pasó, y todo lo que sufrí. Recordaba todos los buenos momentos con gran cariño, y hubiera querido que las cosas fueran distintas. Pero bueno, no me podía pasar la vida pensando y si... Si tiene que ser, será, y sino, no es para ti.

Unos días más tarde, el mensaje de un número desconocido llegó a mi teléfono. Era Bruno, ya que lo ponía al principio del mensaje. Me quedé helada leyendo que quería reunirse conmigo. No sabía si quería verme para seguir haciéndome la vida imposible o para qué...

–Sé que te he asustado, pero te prometo que esta vez no es para joderte la vida.

–Está bien.

–Esta tarde, en el parque en el que solíamos quedar todos juntos. Los mismos bancos. Sobre las siete.

–Vale.

Fui corriendo a contárselo a Daiana, ella tenía que saberlo.

–Voy contigo –escupió en cuanto se lo dije. No iba a dejarme sola con ese chico de nuevo.

–Gracias.

–Hombre, no te jode. Después de todo lo que te ha hecho –parecía incluso indignada de que pensase lo contrario.

–Estoy nerviosa.

–... En verdad, yo también.

–Qué coño querrá dos años después sin vernos...

–Habrá que verlo –me sonríe, tratando de tranquilizarme.

Asentí y me senté en el sofá. Estaba de los nervios. Una parte de mi quería ir por curiosidad, otra estaba aterrorizada con la idea y una tercera quería ir solo para partirle la boca. Tenía un manojo de emociones encontradas.

Ojalá poder explicar lo que sentía a cada paso que daba hacia ese parque. Mi corazón se aceleraba y quería detenerme, pero tenía que ser fuerte. Daiana iba de la mano conmigo, no dejaría que me fuera. Esperaba que fuera de buen rollo, porque no soportaría otra de sus burlas otra vez.

Estaba solo, sentado en uno de los dos bancos en los que solíamos estar con nuestros amigos. Al vernos se levantó, él tampoco parecía tranquilo. Estaba cambiado. Más alto, más delgado y el pelo con un corte diferente. Estaba guapo, bastante, diría yo. Mi yo de quince años se hubiera muerto al verlo.

–Hola. Sabía que no vendrías sola, por alguna razón –miró a Daiana y sonrió de lado. Su sonrisa seguía siendo igual de bonita que hace dos años.

–Hola, Bruno.

–Primero de todo... quería pedirte disculpas. Sé que a lo mejor piensas que es el típico paripé de "no, te juro que he cambiado", pero mi psicólogo te diría lo contrario. Aún no me cabe en la cabeza como fui capaz de tener tan poca vergüenza... –tragó saliva y apartó la mirada–. No te lo merecías.

–... Gracias.

–Era lo mínimo que te debía, Ivy –volvió a mirarme a los ojos. Bueno, venía a buenas. Miré a Dai, podía irse si quería, ya estaba más relajada y no tenía miedo.

ᴍíʀᴀᴍᴇ ᴄᴏɴ ᴏᴛʀᴏꜱ ᴏᴊᴏꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora