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Ivana

Cada día me enamoraba más de él. Me conocía tan bien, que se ponía creativo para poder sorprenderme aún más de lo que ya lo hacía.

Sin darnos cuenta ya estábamos en 2022 en el avión hacia nuestro destino. Pedro estaba con la cabeza apoyada en mi hombro, a veces la giraba para dejar pequeños y suaves besos en este y luego seguir mirando la película que teníamos puesta. Para llegar hasta las Islas Mauricio teníamos que coger un vuelo de cuatro horas a Londres y otro de once para llegar a Islas. Iba a ser un viaje cansado, pero merecería la pena mientras fuese con él.

–¿Tienes ganas de llegar?

–Y que lo digas. Pero más ganas tengo de hacerlo con el mar de fondo. Que vistas desde la cama.

–No me digas eso que desde aquí también tenemos muy buenas vistas.

–Anda calla.

Me dejó un beso en mi cuello y seguimos viendo nuestro maratón eterno de pelis. Las once horas daban para mucho. Vimos Tim Burton, alguna película de Disney... Las de terror tuvimos que dejarlas para otro momento, ya que no íbamos a dejar de chillar.

–¡Mira! ¡Ya llegamos!

–Ya lo veo –me sonríe–, lo primero que quiero hacer es probar el agua.

–Maaaar.

–Hemos venido en el momento perfecto, se supone que no habrá mal tiempo en toda la semana.

–Es que soy la mejor.

–Tu querías venir antes, yo quise cambiar la fecha –me picó.

–Sí, si...

–Es gracias a MÍ –dijo a medio palmo de mi cara.

–Lo que tú digas, Pedrito.

Al aterrizar, fuimos directos a la cabaña que habíamos cogido alrededor del mar. Era de ensueño, era donde siempre quise estar.

–¡Pedazo bañera!

–Ya ves. Cabemos tres yo ahí dentro.

–Me encanta.

–A mí me encanta la sonrisa tan grande que tienes ahora mismo.

–Normal, ¿tú has visto esto? No he podido elegir mejor regalo. Tengo actividades muy guays preparadas.

–Sorpréndeme.

–Buceo.

–Aham –asiente.

–También iremos a Vallée des Couleurs y La Vanille. Hay cascadas, miradores panorámicos y tortugas.

–No sé cómo has tenido las narices pronunciar eso bien –se ríe.

–Cositas de estudiar francés. Bueno, hay alguna más que he cogido también. Espero que merezca la pena.

–Espero sobrevivir a todo.

–Claro que sí.

Lo veía con los ojos llenos de brillo, estaba tan contento como yo de estar aquí. Lo veía feliz, radiante. Por lo menos sabía que le gustaba estar aquí y que fuera parte de tu regalo de cumpleaños.

–¿Y qué haremos hoy?

–Disfrutar de lo que nos dé la gana.

–Pues venga, a estrenar la cama –se lanzó sobre esta.

–¿En qué sentido?

–Hay dos opciones, tú eliges la que quieras –me sonríe mientras se apoya sobre sus codos para mirarme.

ᴍíʀᴀᴍᴇ ᴄᴏɴ ᴏᴛʀᴏꜱ ᴏᴊᴏꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora