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Ivana

A la mañana siguiente fui a casa de Bruno, quería saber que todo estaba bien entre nosotros. Me abrió él, suspiró y me abrazó.

–Lo siento.

–Lo sé, no pasa nada.

–Es que saber que está enamorado de ti y que te haya hecho una carta más larga que un día sin pan no me hace ni puñetera gracia.

–Ya… pero yo estoy contigo, eso es lo que te tiene que importar.

–Ya, bueno…

Me hizo pasar adentro y me senté en el sofá. Su perro vino a saludarme instantáneamente. Un american bully que rescató de un refugio que quería sacrificarlo.

–Hola, mi amor –lo llené de besos.

Sacudía la cola mientras me devolvía los besos a lengüetazos. Cuando aquel volvió a su cama, me levanté y fui con Bruno para abrazarlo. Me dio un par de besos en las mejillas, a pesar de tenerlas llenas de saliva canina y se tumbó en el sofá conmigo encima. No podíamos estar mal, estaba claro que nos necesitábamos.

Pedro

Noviembre 2019

Estar solo me había venido bien entre comillas. Hacía de todo sin preocuparme de nadie, pero aún tenía ese pequeño vacío. Lo odiaba. Parecía como si cada parte de mí se acordase de ella en cualquier momento del día. No podía ni follar con otras chicas, porque aún así me acordaba de ella. Era asqueroso. Además, seguir en contacto con Daiana para preguntar por Ivy también era mala idea. Solo me recordaba que ella si era capaz de seguir con su vida y yo no. El año ya se estaba acabando y yo todavía no había sido capaz de llegar a la tranquilidad que buscaba.

Quería volver a casa con mi familia y mis amigos, pero sabía que si volvía estaba ella ahí, y no era capaz ni aun pasando casi un año. Tenía que ser fuerte, ella lo estaba siendo. Ella tenía paz mental y una relación seguramente maravillosa. Yo tendría que ser capaz de tener lo mismo. El año que viene tal vez sacaba música en Spotify, podría desahogarme así. Se supone que la música expresa lo que él artista no es capaz de gritar.

La mañana siguiente me fui a la playa solo para estar tranquilo, sin pensar nada. Solo escuchando las olas. Me fumé media caja de cigarros con la tontería, aunque por primera vez ese mes me sentí tranquilo. Sin pensar en nada. Solo yo, el mar y mi tabaco. Así era como quería estar. En blanco. Había chicas guapísimas por la playa y pensaba que a lo mejor un polvo de una noche no me vendría mal para descargar. Y yo no era malo ligando, no me costó nada llevarme a una conmigo. Pasamos la tarde en la playa tonteando, y cuando el sol cayó la invité a venir conmigo. Ella aceptó encantada.

El resto ya lo sabéis, la verdad no estuvo mal, la chiquilla no se movía nada mal. Y yo le di tan duro que creí que le había dejado incluso marcas de mis manos. Era algo que necesitaba, y ella disfrutó tanto como yo.

–¿Quieres mi número? –me mira.

–Claro.

Le di mi móvil y apuntó su contacto. Ya tenía alguna amiga por aquí. Estuve encantado de que se quedara, a veces uno necesita compañía para no sentir que está solo para todo.

Ivana

Se me olvidó contar algo un poco fuerte, y era que Clara, finalmente sí que estaba embarazada de tres meses. Cuando la acompañamos al médico y nos lo confirmó las tres quedamos en shock. Nos aseguró que iba a tenerlo, y nosotras íbamos estar ahí para ser las mejores tías del mundo.

–Saul va a salir corriendo –se le llenaron los ojos de lágrimas.

–Tranquila, ya verás que no.

ᴍíʀᴀᴍᴇ ᴄᴏɴ ᴏᴛʀᴏꜱ ᴏᴊᴏꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora