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Ivana

1 de Febrero

Estábamos en cuarentena oficialmente, y en un mes es mi cumpleaños. Los días eran largos, pero con alguien tan gracioso como Pedro a veces era un poco más liviano. Me divertía hacer cosas simples con él, siempre que decía algún comentario me reía.

A día de hoy, el tema de Bruno estaba mejor, seguía triste, a veces me daban bajones, esto era algo que no se me iba a ir tan fácilmente, era complicado. Pero mis padres y Pedro en casa me ayudaban, y mis amigos desde el teléfono, también. Clara estaba en su sexto mes y tenía una panza cada vez más grandota.

–Me da a mí que le van a venir trillizos, su panza es enorme ya.

–Y aun le queda.

–Verás tu Saul, va a dormir quien yo me sé –se ríe.

–Yo sueño con tener eso algún día.

–¿El qué?

–Una familia.

–... En verdad, sería precioso –asiente–, considero que somos demasiado jóvenes todavía, pero sí, sería increíble.

–Casarme de blanco, al atardecer en la playa y si se diera la oportunidad, tener dos hijos.

–O tres.

–Y cinco de paso, no te jode.

Vi a Pedro, que se me quedó mirando con una sonrisa.

–¿Qué?

–Hacía mucho que no eras sarcástica.

Sonreí. Se fijaba en todo. Me dio un beso en la mejilla.

–Me gusta que vuelvas a ser tú.

–Y a mí también me gusta.

Había veces que no dormíamos por las noches, nos quedábamos viendo series hasta tarde o hablando de todo y de nada a la vez. Seguíamos estando en esa burbuja llamada conexión. Era algo que pasara lo que pasara no se iba a ir. Y había veces que nos moríamos por el otro, pero nos cortábamos porque mis padres estaban aquí. Me moría por recordar cómo besaba, y como era el tacto de sus manos en mi piel, y lo mucho que me hacían disfrutar.

–Por cierto... sí que es verdad que me has dado el mejor orgasmo.

–Por la cara –se puso rojisimo en dos segundos.

–Me he acordado de que Bruno dijo que fue él, y no. Déjalo, cosas mías –sonreí y negué con la cabeza.

–Me acuerdo. Dios, que cara me puso... –se ríe.

Me mordí el labio mientras sonreía. Era cierto, de todos los chicos con los que había tenido relaciones, mis mejores polvos habían sido los de Pedro, básicamente porque eran los que tenían más ganas acumuladas, y ahí es cuando es más fogoso y pasional. Me encantaban nuestros encuentros, pero ya no los teníamos.

–Tranquila, yo también me muero por hacerlo otra vez.

–Por la cara –dije yo ahora.

–Como si yo no te viera las caras que me pones, que lo entiendo todo, morena.

–¿Qué caras te pongo según tú?

Me miró de "esa" manera que según él yo le miraba.

–Entiendo.

–Pero eh, "por la cara".

–Pues sí.

–... Podríamos intentar no hacer ruido –me mira. Lo miré con deseo, sabía lo nervioso que se ponía. Se humedeció los labios con la lengua, era un reflejo que tenía cuando estaba nervioso.

ᴍíʀᴀᴍᴇ ᴄᴏɴ ᴏᴛʀᴏꜱ ᴏᴊᴏꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora