Capítulo 12: "Magnus y Nico intentan volver a nado."

28 7 8
                                    

Por fin había encontrado algo en lo que era buena de verdad. 

El Vengador de la Reina Ana respondía a todas mis órdenes. Yo sabía qué cabos tensar, qué velas izar y en qué dirección navegar. Avanzamos entre las olas a unos diez nudos, según calculé. Y lo bueno es que incluso comprendía qué velocidad era ésa. Para un barco de vela, bastante rápido. Todo parecía perfecto: el viento a favor, las olas rompiendo contra la proa… Pero ahora que nos encontrábamos fuera de peligro, sólo conseguía pensar en lo mucho que echaba de menos a Tyson y en la inquietante situación de Grover.

Tampoco conseguía quitarme de la cabeza mi estúpida manera de complicar las cosas en la isla de Circe. No es por presumir, pero de no ser por mí, mis amigos todavía serían unos pequeños roedores agazapados en aquella jaula junto a un puñado de piratas peludos. Pensé en lo que Circe me había dicho. Puedo fingir que no me importaba, pero daba lástima reconocer que ese hueco estaba dentro de mi pecho. Podía intentar ignorarlo, pero estaba allí, devorando todo lo que se le cruzaba como un agujero negro.

Aún me sentía cambiada. Y podría mentir, pero sabía que no estaba bien. No sólo porque tenía una apariencia más agraciada, sino que, además, me notaba más necesitada a demostrar lo contrario. Es como si deseara ser la mejor, como si me hubiese vuelto tan competitiva como una hija de Nike. Todo se trata de mis inseguridades, las que juro que no existen. Pero eso era lo que me preocupaba de verdad.

Navegamos toda la noche. Los chicos intentaron echarme una mano en el puesto de mando, pero navegar no era lo suyo, a excepción de Leo y Nico, los cuales sí parecían entender esto. Tras unas cuantas horas de balanceo, la cara de Will y Magnus se pusieron de color guacamole y bajaron a tumbarse en una hamaca. Yo observaba el horizonte mientras me cubría con mi chaqueta. Divisé monstruos más de una vez.

--- ¿No te gusta tu vestido?. --- preguntó Leo luego de estar jugueteando algunos minutos con los cañones.

--- No me siento yo misma --- sonreí amargamente. Estaba cansada de fingir que no me importaba usar ese vestido. Sólo encontré esta chaqueta, era una pena que no hubiera otra cosa que pudiera usar --- . Nunca pude gastar dinero en maquillaje ni en ropa de chicas. Mi madre y yo siempre tuvimos dinero para lo justo y necesario.

--- Bueno, te ves genial --- dijo de forma casual --- . Creo que la chaqueta realmente te queda bien.

Lo miré y sonreí suavemente: --- Gracias, Leo.

--- Por supuesto,... Ya sabes,... No hay problema. --- respondió con una sonrisa nerviosa. Miré a Leo unos segundos y luego miré ese barco, ese barco que era un arte hermoso que robamos en un arrebato suicida.

Observé el cielo estrellado, sintiendo mi corazón pesado y pregunté: --- ¿Quieres hablar sobre lo que pasó en la isla?. --- los chicos no han querido hablar del incidente con la loca Circe. Y sólo era cuestión de tiempo hasta que saliera a relucir el tema.

--- No hay nada de qué hablar. Nos transformamos en conejillos de indias y luego nos salvaste. --- habló mientras miraba hacia otro lado, evitando hacer contacto visual.

--- Puedes fingir que no te importa, pero debe haber sido aterrador. --- insistí, porque sentía que era algo que se debía hablar, era algo que vibraba en el aire y lamentablemente se estaba ignorando. No quería ser brusca, pero a veces es necesario ser terca.

--- Sí, fue... bastante aterrador --- murmuró con un suspiro cansino --- . No quiero hablar de eso.

Miré hacia otro lado con ligera decepción: --- Bien. Lo sient-.

--- Espera. --- murmuró colocando una mano en mi hombro.

Como nunca lo hago, lo miré después de un momento tenso como ese. Normalmente me voy de situaciones como esa, pero Leo hizo que me quedara paralizada en mi lugar y mirándolo a los ojos. No escapé y mucho menos rogué. Simplemente lo miré a los ojos. Permanecí en mi lugar, con su mano en mi hombro y mis ojos fijos en los suyos. 

Andy Jackson y El Mar de Los MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora