Capítulo 18

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Alejandro ayudó a Fernanda a sujetarse de la cuerda, y la última tuvo que acomodarse bien para no lastimar su pie. Cuando encontró la pose correcta, que no fue hasta un par de segundos, comenzó a subir sin problemas gracias a sus habilidades.

Al llegar arriba, la española fue recibida por el capitán John Price.

— Pantera — la saluda ayudándola a subir —, un gusto volverte a ver.

— Lo mismo digo, capitán — saluda de vuelta, poniéndose de pie con poca dificultad aunque un poco de dolor

— ¿Estás herida? — consultó un Price preocupado mirando el pie de la muchacha.

— No es grave, capitán. Puedo caminar.

— Laswell nos mata a todos si algo te pasa.

Fernanda rió levemente ante las palabras del capitán, y luego se volteó a mirar al sargento Kyle Garrick, que se acercaba a ellos.

— Gaz.

— Pantera — el moreno la saluda posicionándose junto al escocés para disparar a los enemigos que se acercaban.

Pantera imitó su acción, poniéndose al lado de ellos para disparar a los Shadows que venían y así facilitar la huída.

— ¡Carga! — avisó el teniente y Soap detonó el camión ante su aviso.

Con el camino más tranquilo, Gallardo fue avisada para ir a la cuerda y deslizarse hacia abajo. Cuando llegó a tierra, tuvo cuidado de no apoyar mucho el pie y allí corrió en dirección a Ghost y Gaz.

— Nos vemos en la casa segura — les dijo Alejandro montándose en un auto perteneciente a los vaqueros.

— Entendido, coronel.

— Recibido.

Se montaron en una camioneta militar, la cual manejaba Gaz. Luego, se montó Price.

— Un gusto volverlos a ver — inicia el capitán y Kyle pone en marcha el vehículo.

— Si esrán aquí, es porque saben algo.

— Laswell descubrió algunas cosas después de que Sherpherd huyera.

— ¿Qué descubrió, capitán? — preguntó Soap.

— Sherpherd y los Shadows trataron de hacer una entrega de misiles a los combatientes aliados que luchaban contra los rusos en medio Oriente — explica Price —. Pero los interceptaron y robaron los misiles. Ese movimiento por parte del general fue ilegal, así que tuvo que mantenerlo en secreto.

— ¿Qué tenemos ahora? — preguntó Gallardo.

— Dos misiles, y el tercero lo tendrá Hassan Zyani.

MacTavish se pasó la mano por el rostro de manera frustrada, y Fernanda sólo suspiró.

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— Ocultaste esto, ¿por qué? — consultó Price al general Sherpherd, tratando de mostrarse tranquilo.

— Todos tenemos secretos capitán — en cambio, el general si se mostraba realmente tranquilo.

— ¿Por qué carajos no me informaste?

— Considérate muy informado por ahora, John.

— Mierda, si que es útil, general, gracias. Pero llegas tarde y te faltó un misil. Hay tres, y solo tenemos dos.

— Pues entonces deja de perder el tiempo y arréglalo.

— ¿Y a usted quién lo arregla? — Pantera se acercó hasta quedar frente al ordenador e intervino, visiblemente molesta.

La novia del coronel 『Alejandro Vargas』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora