Capítulo 13

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— Se suponía que iría a prisión — intervino Parra.

— Lo mataste... — Philip hizo a Valeria recargar la espalda en la silla — y, ¿te quedaste su puesto?

— Creé una nueva vacante, y yo la ocupé. Las Almas me necesita.

— Las Almas busca soldados, no sicarios. Pero tú... — el coronel se agachó a la altura de Valeria — deshonras al ejército — miró a Rudy para luego volver a mirar a Valeria —. Y a tus hermanos, ¿no?

Alejandro se enderezó y hubieron unos segundos de silencio, silencio el cual rompió Graves.

— ¿Por qué haces esto?

— Dímelo tú — la narco lo miró —. Tú tienes el contrato, ¿no? Si no lo haces la competencia lo hará.

— Eres una narco y refugias un terrorista — Ghost entró en escena.

— El terrorismo es bueno para el negocio, es un seguro.

Fernanda frunció los labios al comprender lo que quiso decir la pelicorta. Y es que era verdad.

— ¿Qué carajos significa eso? — preguntó Alejandro al no comprender a Garza.

— ¿¡Te puedes sacar la puta cabeza del culo por un segundo!? ¡Puta madre, Alejandro!

Philip se vio obligado a hacer a Valeria sentarse cuando vio que casi se levanta. Ella movió el hombro por el cual Graves le impedía levantarse. Garza y Vargas se miraron fijamente. Parecía que se querían matar.

— Mientras haya guerra contra el terror, no habrá guerra contra las drogas — se inclinó ligeramente hacia adelante, mirando a Alejandro —. Para encontrar a lo que llamas terrorista y tus misiles necesitas de mí. Para evitar la violencia.

— No seré parte de esto — Alejandro tomó su arma, dispuesto a irse.

— Eso no cambia las cosas — Soap trató de aligerar el ambiente.

— ¡Lo cambia todo! ¡Carajo! — antes de salir por la puerta, miró atrás — No hagan tratos con ella, no saldrá bien.

Y sin más, Vargas salió del contenedor. Fernanda suspiró y frunció los labios para luego comenzar a caminar hacia la salida también con el propósito de ir a intentar calmarlo.

Oye, güerita — la teniente detuvo su paso al oír a Valeria llamándola —. ¿Tú eres la nueva conquista de Alejandro? ¿Vas a consolar al güerito y hacer tu deber como su parejita? — su tono era burlón.

Voy a fingir que no escuché eso — no mostró nada más que seriedad en su voz, y acto seguido, continuó su camino hasta salir de ahí.

Luego de buscar a Alejandro con la mirada, lo vio sentado en un banco de la base, resoplando de rabia.

Sin dudar, Fernanda se acercó a él para luego sentarse a su lado sin decir nada y mirando al horizonte, igual que él.

— Ella...  — comenzó a hablar — ella lo lastimó, ¿cierto, coronel?

No hubo respuesta por parte del mexicano, cosa que le dejó bien clarito a Fernanda que ella estaba en lo cierto.

Mire, sé que lo afecta, pero... — suspiró antes de continuar — no deje que lo haga ahora. Usted es fuerte, demuéstrelo — sin respuesta —. Sé que puede, señor.

Alejandro miró de reojo su hombro cuando sintió la mano de Gallardo en este y lo miró, tratando de consolarlo. Extrañamente se sintió bien.

— El tema es delicado, teniente — habló el mexicano —. Dudo que lo entienda.

La novia del coronel 『Alejandro Vargas』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora