Capítulo 24

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Tienes que estar de broma... — musitó Isabela.

No es broma — negó seriamente la pelinegra —. Me enamoré de Alejandro.

Fernanda, ¿hablas en serio? — consultó un Rafael aún shockeado.

Muy en serio.

Isabela extendió una mano hacia Fernanda, posándola sobre la frente de la muchacha. La última se quedó algo desubicada con esa acción.

— ¿Qué haces?

Confirmar a ver si tienes más de 40° de fiebre, tía. ¿Estás drogada o qué?

Isa, voy en serio.

No puedes estar hablando en serio - Rafael trató de calmarse.

Papá — la española tomó las manos de su padre, mirándolo a los ojos con seriedad. Esa acción les dejó claro a Isabela y a Rafael que hija y amiga iba en serio.

Es que no me puedo creer que tú, tú estés diciendo esto, tía. ¿Perdiste la cabeza?

No la perdí, al menos no la cabeza pero sí el corazón.

Hostia puta, Fernanda, dime que no vas en serio.

Ya os lo dije, joder, voy en serio — protestó frustrada Fernanda —. ¿Por qué no me creen?

Isabela y Rafael se miraron un momento, para luego mirar a Fernanda en un silencio que duró un par de segundos antes de que el último lo rompiera.

— ¿Ya se te olvidó lo que pasó hace diez años con José?

Esas palabran calaron en lo más hondo de Fernanda. Por supuesto que no había olvidado aquello, ¿cómo olvidar tal humillación?

Pero, fue hace diez años. No pasaba nada por intentar de nuevo, ¿no? Después de todo, no todos los hombres son iguales.

No - negó —. Pero... no pasa nada por tratar otra vez, ¿no? — silencio, sólo silencio por parte de Isabela y Rafael — Él es diferente.

Isabela suspiró y miró abajo, como pensando en algo. Rafael en cambio, aún no podía creerlo.

— ¿Estás enamorada de él? — preguntó Isabela alzando la mirada.

Joder, es lo que estoy diciendo desde hace rato, tía.

¿Y él te quiere?

Eso sólo lo sabía Alejandro, y la mera verdad, es que sí, la quería con locura. Fernanda no estaba tan segura de eso, pero algo le decía que sí, que Alejandro la quería.

Eso sólo lo sabe él — bajó la mirada un segundo para luego alzarla nuevamente —. Pero yo estoy segura de que sí.

La amiga de Fernanda la miró en silencio por unos segundos, antes de levantarse y abrazar a la teniente.

Si él te trata como la reina que eres, yo lo acepto.

Fernanda quedó atónita tras esas palabras y acción de su amiga, pero al final correspondió al abrazo con una sutil sonrisa.

Cuando se separaron, Fernanda miró a Rafael, que aún trataba de procesar la información que acababa de recibir por parte de Fernanda.

Papá, yo...

Rafael se levantó de la silla y se acercó a Fernanda, mirándola con un semblante entre preocupado y serio.

No quiero que te lastimen de nuevo — le dijo el padre a su hija, viéndola con harta preocupación.

La novia del coronel 『Alejandro Vargas』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora