Si, Alejandro tomó la mano de Fernanda y se pegó a ella para disimular que solo eran una pareja normal pasando por ahí casualmente.
Sin embargo, al entrar en contacto su mano con la de Fernanda, sintió la suavidad de su piel, lo calentitas que estaban las manos de la mujer y lo mejor, que ella apretó ligeramente su agarre, como si no quisiera que la soltara. No lo podía negar, le gustó el tacto.
Fernanda por su parte, estaba hecha un tsunami de sentimientos contradictorios por dentro. Quería admitirlo, quería aceptar que el contacto entre su mano y la de Alejandro era agradable. Pero temía que si lo aceptaba, terminaría queriendo más. Además, Alejandro es su superior.
Ella no puede permitirse sentir eso, no de nuevo, no otra vez. No lo haría, después de todo, ella no busca el amor, su corazón está encerrado detrás de un muro. ¿No?
— ¿Falta mucho para llegar? — cuestionó mirando al coronel.
— No mucho — dijo Alejandro —. Está a un par de minutos de aquí.
Fernanda asintió una vez antes de centrar su vista de nuevo hacia al frente. Alejandro la miró un momento más antes de hacer lo mismo.
Y justo como dijo Vargas, unos minutos después de camino estaban frente a un bar. Había poca gente allí, y parecía ser de mala muerte. Habían algunas mujeres, y habían algunos hombres tatuados que no tenían pinta de ser amables.
— No te separes de mí — le susurró Alejandro a su opuesta —. Tengo un amigo que trabaja aquí, él tiene lo que necesitamos.
— Entendido.
Ingresaron al bar y enseguida todas las miradas de aquellos hombres se pasearon por el cuerpo de Fernanda, deteniéndose en partes específicas de este. Tal parecía que era la primera vez que veían una mujer. Ese acto incomodó bastante a Gallardo.
Alejandro obviamente notó eso, y no le gustó para nada. Pasó su mano por detrás del cuello de la mujer, cosa que la extrañó y la puso levemente nerviosa. Ante la acción del coronel, los hombres esbozaron una sonrisa burlona y apartaron la vista. Algunos.
Ambos se sentaron en la barra y allí el coronel buscó a alguien con la mirada. Su vista se posó en un hombre que estaba apartado del resto, con una botella de cerveza en la mano y con el cuerpo lleno de tatuajes hasta el cuello.
— Disculpe — llamó Vargas a un barista —, quisiera hablar con Rodrigo Velazco.
El barman asintió y se dirigió en busca del hombre apartado del resto. Fernanda por su parte, tenía la mirada clavada en los hombres que no dejaban de mirarla de arriba a abajo como si fuera un pedazo de carne que quisieran deborar hasta los huesos.
— Hey — Vargas llamó su atención al notar lo anterior —, ignóralos. Se nota que no saben apreciar a una mujer.
— Se nota — habló incómoda.
— Tranquila, conmigo estás a salvo — le sonrió cálidamente.
— Gracias, coronel.
Alejandro le sonrió de nuevo y ella le devolvió la sonrisa unos cortos segundos para apartar la mirada luego. El hombre miró a su lado cuando se percató de que alguien se acercaba a ellos. Era Rodrigo.
— Alejandro Vargas — saludó con una sonrisita levemente burlona —, no es normal verte por estos rumbos solo.
— Rodrigo Velazco — saludó Alejandro de vuelta, pero con un semblante serio —, también me alegra verte.
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La novia del coronel 『Alejandro Vargas』
FanficFernanda Gallardo, una teniente española, fue plantada en el altar y humillada frente a media ciudad en España, jurándose a sí misma que nunca volvería a confiar en el amor. Pero diez largos años después, el coronel Alejandro Vargas llegó a su vida...