...
Ella
Sentí una punzada en mi cabeza, podía jurar que me habían atravesado el cráneo, me levante aturdida, sentándome en la cama puse una mano en mi cabeza sintiendo el dolor desaparecer, abrí los ojos con flojera, me levante de la cama estirando mis extremidades, me troné los huesos de los dedos como solía hacerlo, me quede viendo fijamente una pared blanca y ahora que lo pensaba hay tenía que haber una foto mía con alpha, mis sentidos se activaron reaccionando.
¡PUTA MADRE ESTA NO ES MI CASA!
Moví mi vista por todas partes de la habitación recordando todo lo ocurrido anteriormente ¡CARAJO! Me sentí demasiado idiota por no haberme percatado antes pero lo único que importa ahora es que tenía que responder mis preguntas.
¿Dónde estoy?
¿Qué paso con el lobo?
¿Me van a hacer daño?
¿Quién me trajo?
Salí con cautela de la habitación mirando hacia ambas direcciones del pasillo, baje haciendo todo el silencio que se me permitiera, llegue a lo que pensé es el primer piso, empecé a explorar habitación por habitación, espacio por espacio.
Mis ojos vieron una puerta abierta y lo primero que se me ocurrió fue que ya tenía una salida segura, camine lo más rápido que pude y justo cuando estaba a unos cuantos metros de la libertad choque mi cadera contra una mesita de adorno, haciendo que los floreros que tenia encima se balancearan, tome el que considere más propenso a caer y quebrarse, cuando al fin lo tuve entre mis mano y ya estaba segura de que había sido una falsa alarma el jarrón contrario cayó al suelo, ¿Cómo? La verdad no lo sabía y tampoco quería averiguarlo, puse el objeto en su lugar y me apresure a salir, sentí una pequeña espina de curiosidad al ver un enorme cuadro colgado en la pared, me detuve al frente del como la tonta que soy, lo detalle con la mirada viendo cada uno de los detalles.
No lo puedo creer...
Es Kiros y Sirius, los lobos con los que llevo soñando toda la vida, desde que tengo memoria los veo en mis pensamientos de forma natural, llego un punto en el que los empecé a dibujar como uno de mis pasatiempos, incluso hice un curso de dibujo avanzado con tal de poder hacerlos con mas detalles y cuando tuve su imagen muy clara en un papel, los plasme en mi piel... tenia a estos hermosos lobos juntos tatuados en la espalda, de hecho fue el tatuaje que mas me dolió y el que más tiempo tardo en cicatrizar, además de que me lo hicieron en varias sesiones, era una imagen perfecta de ellos, como la que estoy viendo en este momento de él y del que vi en el bosque.
Estaba sumergida en mis pensamientos cuando de repente escucho una vos a mis espalda, mi corazón dio un vuelco haciendo que me volteara en busca de la persona que había hablado, era el mismo joven que vi en el avión, era él con los ojos color infierno y todo, también estaba la pelinegra junto con el castaño, solo que esta vez el tenia los ojos azules, era un azul eléctrico y muy llamativo, de hecho no era un color común, para nada lo era, con eso me bastaba y hasta me sobraba para saber que tuve que a verme ido en cuanto pude, ¿quién me ha creado tan pendeja? para saber si me puedo devolver.
Camine unos cuantos pasos hacia atrás, intercalando mi mirada en el joven de ojos carmín y la representación de mi libertad.
Soy Kiros, esas palabras me cayeron como balde de agua fría, eso era imposible, nunca le había contado a nadie sobre esos pensamientos, era improbable que hubiera alguien con ese nombre, ese nombre solo lo tenía alguien y era un lobo el cual flotaba por mi conciencia, uno el cual había plasmado en numerosas novelas que nunca publique, el tenía que estar mintiendo, la verdad no estaba muy segura y tampoco me voy a quedar a confirmarlo.
Salí dispara de ese lugar abriéndome paso en un bosque que lucía infinito, corrí con los pies descalzos, kilómetros hasta que los pulmones me ardieron exigiendo oxigeno, no les preste atención hasta que logre tener mi sobrestimado de distancia no quería arriesgarme a volver a ese lugar en donde desconocía todo y lo único familiar era unos animales de los cuales nadie sabía, así que considerando la situación, no iba a volver.
Me tendí encima del césped recuperando el aliento, pensando que ya estaba lo suficiente lejos de ese lugar, cerré los ojos pensando en que iba a hacer, cuando de repente ciento que me acarician el rostro y escuche una voz que me decía que abriera los ojos, me levante alarmada mirando hacia todas partes, topándome con ese par que estaba en la casa.
Era imposible... ¿Cómo me encontraron tan rápido?
Es totalmente ilógico corrí por un buen rato como para que me hallaran tan fácilmente, me levante alarmada intentado alejarme de ellos, haciendo que mi espalda chocara con un árbol, mi cerebro estaba muy abrumado y no me centraba en casi nada, hasta que se detuvo en un pensamiento, uno que me empapo de preocupación.
-¿Y el lobo?- ambos me miraron confundidos, no parecían saber de que hablaba.
-¿Qué lobo?-dijo el tal llamado Kiros, aunque dudaba de que ese fuera su nombre real.
Uno de ellos lucia algo nervioso mientras que me miraba.
-El está bien, no te preocupes- su comentario fue repentino provocando que Kiros y yo lo miráramos-
voten por la historia.
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Vigilo tu espalda y tu vigilas mi alma
Hombres LoboEso me devolvió al pozo de curiosidad que me devolvía la pregunta de ¿Qué o quién era? Y ¿Por qué el interés en mi?