PROLOGO

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Perla no podía creer lo que su padre gritaba haciéndola temblar, tampoco el hecho que su hermana se había ido con el chofer, eso había provocado una mancha sucia en el apellido.

Pero ahí estaba ella, intento no caer, que sus mismas piernas dejara de temblar y como su madre ordenaba que sonriera, no había opción ella debía tomar el lugar de su hermana.

Ambas gemelas y ambas era una clara copia exacta, no había margen de error, ella debía hacerse pasar por Simone, al final de cunetas quien firmaría seria su hermana, ella solo se prestaría para tal hecho.

Su mano tembló intento sujetarla y los ojos no parpadearon con exageración para no arruinar el maquillaje.

Con la simple mirada quería rogarle que no la obligara.

—Deja de temblar Perla, es importante que entiendas lo que harás, la familia es importante, no hay margen de error, un paso en falso.

—Por favor, solo apúrense, no puedo verla temblar —comento su padre saliendo furioso de ahí.

Perla negó, no quería casarse, con James, no podía hacerlo, como iba a mentirle, se daría cuenta, Simone era descarada, intrépida y coqueta, que no me dia consecuencias, en cambio ella, siempre evitaba el tumulto de gente, y siempre temblaba en nervios, siempre oculta y alejada de la familia.

Su padre había mando por ella, tan solo unas horas, creyendo que en verdad deseaban verla, pero ver el vestido blanco hecho a la medida de su hermana la hizo tomar un colapso nervioso.

Era un abismo profundo donde la estaban lanzado sus padres.

—Por favor madre, no me obliguen, no los he visto desde hace mucho tiempo, y ahora debo casarme, con alguien que no conozco.

—Deja de decir estupideces, la que se casara es Simone, firmaras por ella, es que no comprendes las cosas, solo vas a caminar ahí, firmaras y vas a mantenerte callada.

—Yo...

—Suficiente Perla, es hora de irnos, no arruines lo que la familia ha hecho por ti.

Perla apenas podía caminar sobre aquel camino directo hacia su cárcel, aplausos, murmullos, todo aquello la hizo hiperventilar, sobretodo como su padre apretaba su brazo con fuerza fingiendo una sonrisa.

Susurrándole que todo depende de ella y que su ahora esposo no se dé cuenta que no es Simone.

Respondió cuando su padre la entro aquel hombre de ojos claros y cabello oscuro, él tenía esa mirada de hacerte temblar y poner tu mundo al revés.

—Simone Bazar Dipount acepta como esposo James Clark Hallis como tu esposo amarlo, respetarlo....

El corazón de Perla bombeaba no era su boda, era la de su hermana y ella solo era una impostora, solo una intrusa que había tomado su lugar para cubrir y ese abismo que la hizo entrar en razón cuando él había quitado el velo.

—¿Quién eres tú?

Después de todo, el infierno si existía, tenia un nombre James Clark.

Renacer el AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora