SIETE

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—Me alegro que vinieras, Simone. Después de todo James dice que has estado un poco delicada de salud.

—Yo...—miro a james que está esperando que responda. —Si un poco, no me he sentido bien.

—Descuida, este lugar es maravilloso, los demás llegaran en la mañana, así que relájate un poco, nos da gusto que ahora si convivas, tanto que pensé que James solo te quería para el—no sabía cómo tomarlo.

Sabía que todo podía ser mentira, todas las amistades de James sabían de relación que tiene con esa mujer, todo era hipocresía, y yo debería poner más atención incluso más alerta que todo esto sea una burla para mí.

—Antonia, déjala respirar, después de todo, son pocas la veces que James nos deja deslumbrar por su esposa y pocas veces podremos convivir.

—Lo dices por ti amor, yo también estoy igual este hombre casi no me deja salir, así que decidimos por no reunirnos todos como años atrás en la universidad, debiste estar con nosotros, créeme te hubieras divertido.

—Porque mejor no los llevas cariño a su habitación, deben estar cansados.

Miro la habitación, es bonita se ve el mar y puede escucharse las olas chocar contra las rocas, el olor inunda la brisa, no niego que es hermoso este lugar, salvo un pequeño detalle cuando la puerta detrás de mí se abre dejando salir a james, recién bañado.

Vuelvo a poner la vista de nuevo en la ventana, acaso este hombre no puede ponerse algo, o es que yo soy invisible.

—No piensas darte una ducha—me giro y ahora él se está secando el cabello—Deberías hacerlo.

—Y tú vas andar así—señaló con la uña.

—¿Por qué no? Debo descansar—abro más los labios como saca de la maleta unos bóxeres, me quedo mirando y el hace un ceño fruncido. —Vas a verme, no sabía que eras una mirona.

—Claro que no—cruzo los brazos dándole la espalda. —Pero deberías tener un poco más de decencia.

Cierro los ojos, este hombre no sé qué trame, hay silencio así que decido ver por debajo de mi hombro y es esta... Esta acostando en la cama.

—¿Ahora que?

—Vas a dormir ahí—vuelvo a señalar la cama, el solo cruza sus piernas y pone sus manos entrazadas sobre su pecho desnudo. —Respóndeme, no puedes dormir ahí.

—¿Por qué no? Donde puedo hacerlo, en el sofá, claro que no tú vas a dormir ahí.

—¡Estás loco! Al menos deberías dejarme la cama.

—Solo porque lo dices vamos no seas así, soy decimado alto para dormir en el sofá, claro que no.

—Muévete—demando, es increíble este hombre—Debes moverte, no voy a compartí la cama contigo, vamos se caballeroso.

—Y porque lo debería ser, solo porque eres mujer, no me voy a mover—veo que toma la sabana para cubrirse.

—No me está gustando este juego, que pretendes, sabes que esto está mal, al menos deberías dejarme quedarme en la cama.

—No te estoy negando la cama—vuelve a reírse, necesito controlarme, abro más los ojos como palmea del lado izquierdo—Tienes dos opciones, compartí la cama, o el sofá, no veo de otra, cielos tengo mucho sueño. —finge bostezar.

Aprieto las manos en puño, este hombre no me agrada, así que quito mis zapatos y no espero para que se quite de la cama, la cara de James no se lo esperaba, lo empujo y el parece divertiste, y no solo eso se enrolla más en la cama.

Renacer el AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora