Renacer el Amor

OCHO

No hay más placer como el primer sorbo de café en la mañana, ante la incomodidad de ciertas miradas sobre mí.

La primera es una mujer rubia que parece que salió de una revista, esta con su esposo y este solo parece examinare, no viene solo sino con otra pareja, la chica morena mira a la anfitriona como buscando una respuesta de quien soy yo.

Antonia solo mueve su mano relajada indicando que soy la esposa de James, parece que mi rostro se olvidado ante el descaro de salir con la otra mujer.

Dejo mi taza en la isla y saludo cortésmente a la mujer de nombre Jessica.

—Oh, es un placer conocer a la esposa de James—noto como si intenta no verse nerviosa incluso mira ala rubia. —Jessica, a nueva del grupo.

—No eres nueva cariño—dice el hombre que la acompaña besando su hombro desnudo.

—Bueno sabes que tu amigo nunca ha traído a las reuniones a su esposa—me mira apenada.

—Descuida, soy algo delicada de salud—justifico algo tan estúpido que ella asiente.

Pero sé que todos aquí saben que James salió con esa mujer y ellos han estado en esas reuniones con ella, la mirada de la rubia me escanea como buscando algo que no le agrada.

—Bueno, porque fingir, si sabemos que James siempre trae Anthenia, espero que so no te incomode.

—¿Anthenia? —preguntó como si no supiera.

—Vamos deberías saberlo, ella es...

—Meg, porque no vas con tu marido y se ponen cómodos, acaban de llegar nos reuniremos a desayunar en la terraza—interrumpe Antonia.

—Bien—dice ella sin quitarme la vista de los ojos.

Su esposo le dice algo, pero ella parece molesta, toma su bolsa y desaparecen de la cocina ambos, la otra pareja parece soltar un aire del pecho, si james se ha burlado de mí, a la esposa fingida, tampoco seré una estúpida.

—Una disculpa por Meg ella...

—Sé que mi esposo tiene un amante, todos de esa posición tiene una en lo largo de su vida—Antonia tose el café, mientras Jessica intento una sonrisa forzada mirando a su marido que se ha puesto tenso. —Pero somos esposas, y ese lugar no lo ocupara nadie.

—Bueno no quise decir eso es solo que... Meg es algo especial casi todo mundo no le agrada—justifico de nuevo.

—Sera mejor que vamos a la habitación, y luego bajamos.

—De acuerdo, nos vemos en un ratito, Simone, no te lo tomes personal, a veces tampoco me agrada mucho Meg, ni su amiga, pero te doy un consejo, nunca te dejes en decir lo que piensas—me dice tomando la mano de su esposo.

Antonia me sonríe con los hombros encogió, se ve tensa. Me acerco ayudar en picar un poco de champiñones y espinacas, ella me agradece, al ver el desastre que ha hecho.

—No soy buena en la cocina, soy un desastre, cuando Jordán quería que festejaros nuestro aniversario con nuestros amigos, me alegre, no soy de ir de viajes, me gusta la comodidad de una cena pequeña, y aunque sé que Meg es algo insufrible, es una buena mujer en el fondo, bueno muy en el fondo.

—No le agrade, con solo verme ya me sentí juzgada por estar aquí.

—Dale tiempo, ella debe entender que eres parte de este círculo, Jessica se casó hace poco, con Rene, ella es la nueva del círculo, es muy agradable, solo tu como ella no estuvieron con nosotros en la universidad.