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—Has visto a James, desde la mañana no lo he visto.

—Creo que fue a la costa, nos falta algunas cosas, estamos a mitad de Semana, y creo que no tenía señal necesitaba también hacer unas llamadas—me comento Antonia y no es porque deseara saber donde estaba. —Pero se avecina una tormenta, espero que pueda regresar sino hasta mañana temprano.

—Que conveniente—murmure.

—¿Dijiste algo? —negué, él se fue sin avisarme y no es que debía decírmelo, pero al menos debía tener un poco de cortesía, no le costaba nada.

Desde esa noche me evita a toda costa, yo debería estar molesta no el, y eso me frustra demasiado.

—Debes extrañarlo mucho solo son un par de horas.

—Claro, es solo que me preocupa—por mí que se lo lleve la tormenta.

—Tranquila, James sabe lo que hace—rodee los ojos, sabe lo que hace, claro.

Antonia me miro con el ceño fruncido, pero realmente no debía darle importancia al tema, tampoco me tragaba eso de que no había señal, si hace poco Jessica estaba hablando con su madre.

Tal vez solo fue a verse con alguien. ¡Y a mí que me importa!

Me mordí el pulgar dudosa en hacerle otra pregunta que llevaba a un favor.

—Simone, quieres decirme algo más, se te nota en la cara, y eso que nos conocemos tan poco y puedo leerte esos gestos.

—Bueno realmente quisiera saber si podrías...Prestarme tu teléfono.

—Claro, pero no sé si tenga buena recepción. —va hacia el que está en la otra isla. —Es extraño.

—¿Qué?

—No tienes móvil, —me di cuenta que ese detalle lo había notado ella.

—No soy de redes sociales, me gusta la privacidad—deba verme convincente—Tuve una obsesión, pero desde que me case con James, me gusta ser ama de casa—pero que gran mentira Perla—Es mejor y no preocuparse por lo que dicen las redes, además todo lo que se dice, tu misma has dicho nada es lo que parece.

—Haces bien, me gustaría tener ese temple, eres seria, pero también eres inteligente de no obsesionarte, confías en ti misma y bueno eso también hace que tengas nervios de acero, sé que Anthenia intentara meterse en tu relación, no le des armas, pero créeme que si te lo propones ella nunca se podrá comparar contigo, tal vez por eso James te eligió es todo lo apuesto a él, es como el dicho los polos opuestos se atrae.

—Supongo, si me disculpas—vi que había tres líneas, era buena señal. —Ahorita te lo regreso.

Debia buscar un lugar para poder hablar con él, llegue hasta el otro lado de la casa, abrir la puerta corrediza, tome lugar en la silla que está en la pared de la esquina, saque el pequeño papel que Gustavo me había dado.

El corazón me latía con fuerza en cada sonido que pulsaba en el número, llegue el teléfono a mi oído esperando que el contestara.

Me llené de nervios cuando el quinto timbre toco, y sentí la desilusión, pero su voz me tranquilizo cuando estaba por colgar.

—Si diga. —sonríe emocionada

—Gustavo, soy yo Perla.

—Perla, penseque no me marcarias, debe ser que James te tiene vigilada—rodee los ojos porque hasta eso ni hacía, al contrario.

—Descuida, apenas pudo conseguir un teléfono.

—Y el que te di—hice una mueca.

—Olvide el cargador, pero eso no importa, al fin puedo escuchar tu voz.

Renacer el AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora