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—Te voy extrañar, por favor responde el mensaje para vernos e ir a tomar un café.

—Que café, mejor irnos a bailar por ahí en la noche.

—Nada de eso—comento el esposo de Jessica abrazándola de la cintura. —Como vez a nuestras mujeres, si ya se metieron al mar desnudas, no quiero imaginar cómo sería si van solas.

—Bueno entonces no le tienes confianza a tu mujer—comento Margot poniendo un poco de labial en sus labios—Nosotros ya queremos irnos, Antonia, sé que no somos las mejores amigas, pero siempre estaré ahí.

—Lo sé, y deja de ser amargada—le dijo y ella solo sonrió besando ambas mejillas.

Ellos se irían en otro yate, después de todo querían pasar más tiempo solos, aunque prácticamente eso hicieron en la semana.

Antonia se acercó a mi despidiéndose, como Jessica quien se quedaría un poco más con ella y su esposo.

En cuanto a nosotros era tiempo de regresar.

Mi relación con James era tan extraña y a la vez tan solitaria, después de aquella discusión, que termine cediendo nos quedamos en completo silencio, como las dos últimas veces, aunque debo admitir, que no solo paso eso, sino un par de veces más.

Era tan caótico que cada discusión que tenía con el terminaba desnuda y el sobre mí.

Aun puedo sentir las mejillas rojas, sentí la mano de James tomar la mía, se había portado como un esposo amoroso delante de sus amigos, y yo aún dudaba si pagar su buena actuación dudosa.

—Claro estaremos en contacto.

—Solo que serán en un par de semanas—interrumpió James, lo mire con el ceño fruncido. —Iremos a Francia unos días, y luego Ámsterdam.

Sentí mi quijada tensarse, eso no lo sabía, prácticamente no hablábamos mucho, el sonrió a lo que decía Jordán y Antonia, pero caía en cuenta en algo.

—Así que su aniversario, felicidades, bueno amiga mía, disfruta y déjalo pobre.

—Qué mala influencia controla a tu esposa Jordán.

—Lo hare James, bien los acompañamos.

No dije nada cuando subí al yate, solo mire a James esperando una explicación, era claro que no me lo daría, al contrario, se la paso el resto del trayecto ignorándome, incluso cuando llegamos a puerto, saco su móvil.

Parecía mas feliz por tener señal, hizo una llamada y se alejó de mí, soltando mi mano, dejándome completamente parada, si no fuera por el chofer que me indicaba que debía subir al auto, ya que el señor Clark llegaría en un momento.

Me subí, pero no pude dejar de verlo por la ventana como se reía, de seguro estaba hablando con esa mujer, no Debia molestarme, pero estaba molesta, y odiaba esa sensación formarse en mi pecho.

Debia mentalizarme que no me gustaba James, y lo que paso en la isla solo fue el momento de la euforia.

Tardo diez minutos de los cuales no estaba contando, pero era inevitable preguntarle al chofer, cuando el subió dio un suspiro que termino por ahogarse cuando cruce la mirada hacia el.

—Así que Francia, y los demás lugares, crees que no merecía saberlo y no pasar al menos una vergüenza, no sabía que contestar.

—Sabias que viajaríamos.

—Si dentro de un mes.

—Disculpa por no avisarte con antelación—sentí el sarcasmo en sus palabras.

Renacer el AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora