CUATRO

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—Siento mucho no abre venido, no cuando se me informo del cambio de clases, algo que no puedo cambiar.

—Descuida, de todos modos, no puedo espetar mucho de James.

—¿Te hizo algo? Hay mucho ruido aquí.

—El está aquí—dijo ella algo nerviosa.

Gustavo frunció el ceño, había entendido que nunca estaba, aunque ya lo había confirmado cuando fue a la entrevista, no sabía que daría clases a Simone, no cuando lo vio en el despacho.

—Necesito que mi esposa aprenda francés, sabe lo básico, quiero que sea fluido, en dos meses saldremos de viaje, y quiero que este a la perfección. —Gustavo estaba incrédulo, lo había visto en alguna parte hasta que recordó que había salido con Simone, incluso abrió más los ojos dando en el punto—¿Y bien? La paga es buena, solo necesito que estés al pendiente de su rendimientos, si algo tengo—se inclinó un poco—Me gusta que todo salga perfecto, en caso de que ella tenga problemas me veré en la necesidad de que no tengas una buena recomendación.

—Descuide señor Clark me ha quedado claro, pero a veces la capacidad de cada persona dependen de uno mismo, me explico.

—Por supuesto, pero has sido recomendado, no te conozco y me iré por la confianza que me han hecho sobre ti, serán todos los días, dos horas, espero que no te importe que decida el horario—el negó—Bien mi chofer te llevara, empezaras de una vez, no me gusta perder el tiempo ni mi dinero.

Entonces la vio ahí nerviosa, era claro que ella no era Simone, podía reconocerlas, tan fácilmente, Simone era más chispeante, en cambio Perla conservada.

Pero saber que es esposa de alguien o lo que sea que sea, le hace un nudo en la garganta, ella le ha contado algunas cosas, pero hay más que eso.

—Vendré solo lunes y viernes, tres horas nada más, espero que con eso avancemos un poco.

—La próxima semana no poder verte—dijo ella bajando la vista.

—¿Porque?

—Él quiere que vaya a un viaje de una semana con unos amigos, no me agrada la idea, pero no puedo negarme después de todo, si me dejara irme.

—¿Hablas enserio?

—Sí, aunque dude, me decía la verdad, está saliendo con una mujer, supongo que sería correcto que se casara con ella, Simone a desaparecido de la faz de la tierra, y eso significa que dejo de importarle.

—Eso espero, podremos irnos lejos—tomo su mano y ella sonrió tímidamente. —Te acuerdas, que iremos a las islas, o incluso a la selva.

—Por dios Gustavo, como puedes acordar eso, y que viviríamos como tarzan y ...—guardo silencio y soltó la mano d Gustavo rápidamente.

Ambos notaron a la ama de llaves llevar un par de toallas blancas limpias, esperaron que se fuera y soltaron una risilla.

Gustavo no pudo evitar lo hermosa que es, desde que la vio, no habido un dia que no deje de pensar en ella, sus hermosos ojos, su sonrisa y lo maravillosa de ella, es toda perfección.

Era su aprontadas de conquistarla, estaba cerca de sus manos, y seria libre en unos meses, después de todo haría tragar sus palabras al señor Bazar, que era poca cosa, se ha esforzado y trabajado duro, y poder tenerla a su lado era todo un sueño, pero había algo que Gustavo no contaba.

Y debía hacerse cargo antes de que, de más largas, perla le había removido muchas cosas, y estaba entusiasmado con ella, lo sentía por...

—¿Pasa algo Gustavo?

Renacer el AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora