La rojiza cabellera de Jess, ahora recogida en una coleta alta, enmarcaba un rostro que expresaba preocupación y alivio al ver a su jefe despierto.
—Jess— la llamó Vince, sorprendido por su presencia. Ella le dedicó una tenue sonrisa, visiblemente cansada al igual que él.
—Cuando Anne me llamó, supe que necesitaría toda la ayuda posible. Jenn también estuvo aquí, pero tuvo que irse por una urgencia en el trabajo— explicó Iván.
—Tranquilo, lo aprecio mucho. Gracias por quedarse y también por hacerse los estudios, para ver si teníamos compatibilidad, aunque no resultara.
—No se preocupe Señor Beaumont, ¿cómo se siente? ¿Necesita algo?— preguntó Jess con voz amable.
Un profundo suspiro escapó de sus labios. —Necesito salir de aquí, estoy agotado y con un dolor punzante— masculló mientras apretaba la venda que cubría su herida. Se acomodó mejor en la cama presionando un botón. —Detesto esta situación, no puedo creer que esos miserables me dispararan— dijo con hastío, tratando de ocultar el miedo que lo carcomía por dentro.
Los chicos lo observaron en silencio, pero Iván intuía que algo más que el dolor físico lo aquejaba.
—Anne dijo que fue un robo, aunque yo no lo recuerdo así. ¿Qué se llevaron?— quiso saber, tratando de mantener la calma.
La muchacha, que estaba al tanto de la situación, respondió con pesar. —Una laptop y su celular, intentaron rastrearlos, pero al parecer fueron destruidos.
—No me habías dicho que volvías a usar el loft, creí que lo ibas a vender— agregó su mejor amigo.
Un silencio incómodo se apoderó de la habitación. Vincent apretó los labios con fuerza, como si estuviera luchando contra sí mismo. ¿Es así como debía confesarles a sus amigos que le gustaba un hombre? Qué castigo, pero qué más daba. Tarde o temprano tendría que hacerlo ¿quién más lo apoyaría y comprendería? Iván y Jess estaban ahí para escucharlo y aconsejarlo.
—Vince, debes contarnos qué pasó realmente. La policía te hará preguntas y encontraron un rastro de sangre que no es tuyo— comentó casi desesperado el de rasgos asiáticos. No quería presionar a su amigo, pero así no podía ayudarlo
—¿Sangre? ¿Lo lastimaron?— preguntó preocupado, y se arrepintió al instante. Su reacción fue muy evidente.
Jess miró a Iván antes de dirigirse a Vincent; —al parecer, el joven Böhen recibió un disparo durante el robo, según la pericia.
Vincent la observó con los ojos acuosos. La bala en su abdomen lo había dejado inmovilizado y no recordaba nada más. No había visto a Azriel. Se sintió extraño escuchar a Jess referirse a él por su apellido.
Sin más, rompió el silencio. —Llevo más de un año viéndolo, en secreto, en el loft— confesó con voz temblorosa. Les relató todo, desde la primera vez que lo vio hasta lo poco que recordaba de hace rato, evitando el contacto visual. La vergüenza y el miedo lo consumían, sus manos temblaban. Su mejor amigo lo observaba en silencio, asintiendo con la cabeza. Jess, por su parte, se acercó a la cama y acarició su mano en un gesto de consuelo.
Jamás habían visto al señor Beaumont tan vulnerable y afectado por alguien que no que no fuera el mismo. Admite no ser muy expresivo con sus sentimientos y relaciones emocionales, pero carajo ese castaño de mirada dulce, lo flechó por completo.
¿Quién es realmente, Azriel Böhen para Vincent?
Un muchacho encantador, listo y muy atractivo. A su lado, Vincent se siente cómodo, seguro y sabe que lo necesita. Sin embargo, esa seguridad se la llevó el diablo, tras su secuestro. La culpa por haber discutido con él y no haber podido protegerlo, le carcome.
—Yo sabía que era romance de oficina— comentó Iván haciéndoles reír entre tanta abruma.
—Necesito que me prometan que lo que acabo de confesar no saldrá de esta habitación. Nadie más debe saberlo, por favor— les suplicó, mirándolos con intensidad a lo que ambos asintieron con firmeza—. Ahora debemos concentrarnos en hallarlo. ¿La policía ya está en ello? ¿Han lanzado una alerta?
—Así es amigo, el caso lo lleva la detective Vanessa González. Te hará unas preguntas cuando la doctora autorice que estás en condiciones de hablar.
Asintió ante la información y le pidió a Jess que le informara a la familia de Katherine, su donante, que él se encargaría de los gastos del funeral. Sin embargo, su amigo se le había adelantado y ya se estaba ocupando de eso, lo cual agradeció.
Una jaqueca comenzó a molestarlo y decidió recostarse un poco. De repente, quiso saber la hora.
—Van a ser las 8— respondió el abogado, mirando su teléfono.
—¡Carajo!, Ruby— ambos lo miraron sin entender.
—Es la hermana menor de Azriel— explicó —. También está en este hospital, enferma. Yo lo ayudo con los gastos, ya que solo son ellos dos y debe estar preocupada— suspiró y se pasó una mano por el cabello —siempre la visita antes de ir al trabajo.
—Yo me encargo. Iré a verla— se ofreció la pelirroja —y le diré…
El rubio negó con la cabeza. —No, Jess. Azriel me pidió expresamente que no hablara con ella hasta que le explicara nuestra situación. Pero, ¿puedes preguntar si está bien? ¿O si ya lo sabe?
Jess asintió con comprensión.
—¡Si! Iré por un café y me encargaré de la chica. No se preocupeSe despidió de ambos y se retiró de la habitación, el abogado estaba por hacer lo mismo pero recibió un mensaje de Emma y se lo leyó al rubio.
—No quiero añadirte otro problema pero, Emma me escribió.
“Buenos días, Iván”
“¿Sabes algo de Vince? Tenemos una reunión con los empresarios alemanes y lo estamos esperando. He intentado comunicarme con él, pero no responde. Si está contigo, ¿podrías avisarle?
Gracias.”El CEO cerró los ojos por un instante, como para reflexionar sobre la situación. —Los alemanes, maldita sea— murmuró entre dientes. Esperó durante meses este encuentro y ahora está en el hospital, que maravilla. —Sí, de hecho, las cosas con Emma están bien. Es mi nueva accionista y lo correcto sería ponerla al tanto de mi situación, tú sabes y a Bürem también.
El de rasgos asiáticos, no pudo ocultar su asombro al escucharlo. —Bien, luego hablaremos de esto—, dijo, tratando de mantener la calma. —Te conseguiré otro teléfono— y se aproximó a la puerta.
—¿Qué? ¡Iván, no te vayas!— exclamó.
—No quiero que te enfades y no quiero enfadarme contigo. Mejor lo dejamos para otro día, descansa amigo— Dicho esto, abandonó la habitación abruptamente, dejándolo confundido y con un mal presentimiento. ¿Por qué esa actitud?
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Doble actualización! Me siento orgullosaa, estoy muy emocionada por como sigue la historia♡
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10:35 [BL]
Roman pour AdolescentsEn una sociedad donde la homosexualidad sigue siendo mal vista, Vincent y Azriel, se encuentran cada noche, a las 10:35. Sin embargo, aquel refugio donde la calma les permitía expresarse sin miedo, se vio empañado por la incertidumbre cuando uno de...