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La mirada de Emma, tan afilada como cuchillas, atravesó el rostro del joven castaño. Él resistió con firmeza, pero una rápida mirada hacia el vientre plano de la mujer lo delató. Un escalofrío lo recorrió al recordar el embarazo perdido y la forma en que culpó a Vince de la tragedia.

-¿Por qué estoy aquí? ¿Qué es este lugar?- preguntó con voz serena.

-Yo hablaré primero y no me interrumpas, o lo lamentarás- replicó con frialdad mientras se cruzaba de brazos y Azriel resopló. -Sé que esto es extremo y jamás pensé que llegaría a ordenar un secuestro, pero es necesario, créeme.

-¿Quién te arrastró a esto? Vincent- continuó con un tono mordaz -él y sus malditas acciones me han obligado.

El corazón del castaño se aceleró al oír su nombre con tanta dureza.

-Lo he vigilado durante meses. No es tan perfecto como aparenta, y mucho menos cuidadoso guardando secretos- abrió el sobre en un movimiento brusco mientras hablaba. -Eres su punto débil, o un simple capricho- se alzó de hombros con desdén -¿Tú qué opinas Azriel?

Del sobre, extrajo fotografías y se las arrojó con desprecio al muchacho. Cayeron sobre su regazo y a sus pies.

Las contempló perplejo. Capturaban cada uno de sus encuentros. Una oleada de asco y enojo lo invadió. Las sospechas que tenía desde hacía meses se confirmaban; los habían espiado. ¿Cómo fueron tan imprudentes en no darse cuenta?

Lleno de ira, la miró.

-Presentía que me engañaba y pensé "quizás es su asistente", un estúpido cliché- sonrió con amargura -pero al saber que era con alguien como tú, sentí tanta repulsión y decepción. ¿Cómo pudo manchar así el legado de sus padres? Tuve un ataque de nervios y mi pequeño ángel, Zoey, pagó las consecuencias- acarició su vientre unos instantes. -¿Cómo pudo caer tan bajo?- su voz salió temblorosa, -un hombre 10 años menor, plagado de deudas y una hermana muy enferma.

-¡A ella no la toques maldita!- bramó con furia. Una bofetada resonó en la habitación y el ardor se hizo presente en su mejilla. Apretó los dientes para no soltar un torrente de insultos contra la rubia.

Sonrió con burla -Ya sufre lo suficiente como para cargar con los pecados de su hermano- acercó su rostro al del muchacho. -Tengo hombres en el hospital, vigilándola de cerca. Si no quieres que le pase algo, te sugiero que cooperes.

El castaño desvió la mirada, un nudo de desesperación se le formó en el estómago.

Se alejó -¿Creyeron que podían seguir con sus encuentros como si nada? Si esto sale a la luz, destruirá a Vince y solo tú puedes evitarlo.- la mujer tomó una fotografía del suelo y la observó con amargura -¿Vale la pena arriesgarlo todo por alguien a quien solo puedes amar en la oscuridad?- recitó la frase de aquel correo y rompió la foto. -Pero ustedes no se aman, seamos realistas, cariño.

-No tienes idea de lo que siento por él- susurró Azriel.

-Ay, por favor- le respondió con sarcasmo -¿Acaso te gusta? Cualquiera caería por él, pero Vince no siente nada por ti. Ahora estás a kilómetros de la ciudad, donde nadie te oirá y ni siquiera notaron tu ausencia.

Cansado de los ataques de la rubia, le replicó -¿Por qué haces esto? ¿Por celos o venganza? Eres patética Emma- soltó una risa amarga -tienes que aceptar que Vince ya te olvidó y está muy ocupado conmigo. Déjame ir y prometo guardar silencio.

Negó con la cabeza y apretó los labios-No es tan fácil, él no tiene idea del infierno que he vivido. Si tanto le importas, deseo que experimente el dolor de perder a alguien a quien ama, que sienta esa agonía. Por cierto, está al borde la muerte, necesita un trasplante en las próximas horas o no sobrevivirá. ¿Te das cuenta de lo que has provocado? Lucha por su vida y todo por nada- lo miró con desprecio. -Debo ir a verlo y fingir que me importa, aunque por dentro lo disfrute, adiós Azriel- canturreó y se retiró dejando al muchacho afligido.

-¿Qué? ¡No! ¡Emma, espera! ¡Por favor!- le gritó, pero la mujer no le hizo caso. ¿En verdad Vince empeoró? ¿Necesita un trasplante? Seguro que es muy grave y ¿si muere? Mi hermana está sola ¿y si su condición se agrava y no estoy allí para consolarla? Dios no puede ser.

Miles de escenarios negativos calaron en su mente, y sin poder evitarlo una lágrima rodó por su mejilla, a la par que una sensación extraña lo invadió. Una punzada en el corazón le impidió respirar y el cúmulo de emociones que estaba experimentando lo agobió.

Ruby, está sola.
Vince, luchando por su vida.
Y él, encerrado sin poder hacer nada. Todo por una perra psicópata.

Su corazón comenzó a latir con fuerza y un sudor frío recorrió su frente. Cerró los ojos con fuerza y trató de calmarse, pero el pánico lo consumía. Forcejeó contra las cuerdas que lo ataban, pero eran demasiado fuertes. Trató de gritar, pero solo pudo emitir un gemido ahogado.

Le estaba dando un jodido ataque de pánico y esta vez, no tenía a Vince para masajear su mano o ayudarlo a controlar su respiración. Estaba desesperado, la soledad lo acorralaba intensificando su temor y el oír la puerta abrirse, lo alertó.

Levantó la vista y vio a dos hombres corpulentos vestidos como Theo. Cada uno traía consigo cubetas, cargadas de agua y esas varillas para descargas eléctricas.

En un parpadeo, el agua gélida caló hasta sus huesos. Las descargas eléctricas surcaron su cuerpo, como latigazos de dolor que lo hicieron doblarse en dos, antes de que la oscuridad lo acogiera quitándole ese tormento por unos instantes.

Rato después, el joven castaño despertó exaltado, con la mente aturdida y el cuerpo adolorido. Se extrañó al sentir una superficie blanda bajo su frío cuerpo. Estaba sobre un desgastado colchón, la habitación era otra. Más grande y casi vacía, de no ser por su presencia. La poca iluminación era propiciada por tres ventanas enrejadas, permitían que escasos rayos de luz ingresaran, pero estaban muy altas para alcanzar a ver algo por allí. Su única salida era una puerta de metal y estaba lejos de él. El olor a humedad impregnaba el aire.

Tocó su abdomen y pudo sentir las marcas de las descargas eléctricas, latían en su piel como brasas ardientes.

Se puso de pie con dificultad, sus piernas temblorosas lo amenazaban con hacerlo caer al suelo y la sed lo atormentaba, un sabor metálico le molestaba en la boca.

Cuando quiso caminar un poco, un sonido de metal arrastrándose lo hizo observar su pie derecho. Una cadena metálica aprisionaba su tobillo, sujeta al suelo con firmeza.

-Mierda, no puede ser- maldijo en voz baja y con desesperación, intentó liberar su tobillo, pero fue imposible, estaba demasiado agotado. Se llevó las manos a la cabeza y suspiró. Debía pensar con claridad o se volvería loco y la rubia lo controlaría. Aunque le pesaba no saber qué día era.

Observó que había una cámara en una esquina, apuntando hacia él. Intentó acercarse hacia la puerta pero la maldita cadena metálica no llegaba hasta ahí, no podía acercarse.

Sin más, se sentó en el colchón nuevamente, acomodó sus codos sobre sus rodillas y hundió su cabeza entre ellas.

El silencio sepulcral se rompió cuando alguien ingresó. Otra vez oyó tacones, cercanos a él. No se molestó en mirar creyendo que se trataba de Emma. El aroma a pan tostado llegó a sus fosas nasales y levantó la vista encontrándose con otra mujer. Bien vestida, de cabellos rubios cortos, sostenía entre sus manos una bandeja con comida y agua.

Le regaló una media sonrisa, dejó la bandeja en el suelo y se retiró sin decir una palabra, el castaño no pudo reaccionar. ¿Quién carajos es esa mujer?

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Holiiis 😁 por fin puse actualizarrr, estoy de vacaciones así que voy a ponerme al día con mi historia ♡♡♡
Gracias por las lecturas y los votos ♡♡♡

10:35 [BL] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora