(12)

102 23 16
                                    

La primera semana de mayo llegaba a su fin, y las cosas no iban bien.

Vince y Azriel no volvieron a hablar y lo que alguna vez pareció sólido ahora se desmoronaba lentamente.

El CEO enfrentaba las consecuencias de su discusión con la bruja. La opinión pública lo había sentenciado; era el villano que abandonó a su prometida embarazada, provocando la pérdida de una vida inocente.

La cancelación del acuerdo prenupcial había puesto a la empresa en una situación precaria. Sin control total sobre las acciones ni los nuevos proyectos, el futuro de BT casi pendía de un hilo.

Mientras tanto, Azriel lidiaba con sus propios problemas. Las noticias sobre la salud de Ruby lo abrumaban; el alta médica iba a retrasarse, debido a una falla en su pulmón izquierdo.

Vince, al enterarse de la situación, quiso acercarse. Había recibido un informe médico sobre Ruby e incluso comenzó a investigar tratamientos alternativos que pudieran ayudarla. Pero las barreras emocionales entre él y Azriel parecían insuperables.

Consciente del desánimo de su hermano, Ruby lo convenció de aceptar una invitación de sus compañeros de trabajo para asistir a una fiesta. Aunque se mostró reacio, terminó accediendo.

Durante la velada, uno de sus colegas intentó presentarle a una chica. Con una sonrisa educada, rechazó la propuesta de manera amable. Su mente estaba en otro lugar, lejos del bullicio de la música y las luces.

Pero el tipo parecía no darse por vencido.

—Vamos, Azriel. Deberías relajarte un poco. Ella está interesada —insistió, dándole un codazo cómplice.

—Es atractiva, pero no quiero ilusionarla. —respondió con firmeza, dando un paso hacia atrás.

—Ah, claro Romeo. ¿No será que le tiras para el otro lado?— El comentario vino cargado de burla, provocando risas de quienes estaban cerca.

Azriel tensó la mandíbula. No debía perder la calma, pero el calor de la humillación comenzaba a arderle en el pecho.
—Eso no tiene importancia —dijo con voz cortante, intentando dar por terminada la conversación.

—Claro que la tiene —insistió otro, con tono despectivo—. No quiero trabajar con alguien que me mira el culo.

Azriel parpadeó, incrédulo.

—Ya sabes... —continuó el primero, sarcástico—. ¿Has fantaseado con nosotros? ¿O con el jefe, tal vez?

—¡Ja! Como si Beaumont te fuera a mirar —se burló otro, provocando más risas.

Azriel sintió cómo la ira se mezclaba con el orgullo herido. Quiso alejarse de esos perros inútiles, pero antes de dar el primer paso, el empujón llegó de golpe.

—¿A dónde vas, princesa? —gruñó uno, empujándolo de nuevo.

El primer golpe aterrizó en su mandíbula, sacándole el aire. Otro lo alcanzó en el abdomen, obligándolo a doblarse. Eran tres contra uno, pero Azriel no se rindió.

En un rápido movimiento, logró darle un puñetazo en el rostro de uno de ellos. El segundo intentó reaccionar, pero Azriel le dio un rodillazo en el estómago. Sin embargo, la pelea seguía siendo desigual. Los golpes continuaban sobre él...

La multitud se dispersó mientras los golpes seguían. Justo cuando Azriel creyó que no podría levantarse, el sonido estridente de sirenas cortó el aire.

La policía comenzó a poner orden. Los abusivos intentaron huir, pero los atraparon. Azriel, sentía cortes en su rostro y le dolía al respirar, maldijo al ver cómo era esposado también y lo metieron en una patrulla.

10:35 [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora