CAPÍTULO 1. LA DESPEDIDA

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Ha perdido la cuenta de las vueltas que ha dado entre sus sábanas, la incertidumbre de no saber en qué servicio trabajaría ni dónde viviría los próximos meses no hace más que retumbar en la cabeza de Martin. Cuando por fin consigue conciliar el sueño suena la alarma de su teléfono: las 5 de la mañana. Solo tiene media hora para desayunar y salir de casa para llegar a la estación. Ayer cuando recibió la llamada de Madrid no dudo en aceptar el contrato ni un segundo, seguir en Bilbao iba a acabar ahogándole. Tras dejar todo su cuarto recogido, agarra su maleta con firmeza aún sorprendido de que sus 21 años de vida entrasen en esa pequeña bolsa. 

Antes de cerrar la puerta, abre el segundo cajón de su mesita de noche y saca dos fotografías, la primera de ellas sonriendo con su grupo de amigos de clase en una de sus múltiples quedadas durante sus estudios y la segunda con Sergio, su ex, ambos sonriendo a la cámara, tras ellos la playa con un amanecer a las 6 de la mañana tras acabar los exámenes finales de enfermería. Aún no es consciente de todo lo que ha pasado en apenas 2 semanas. 

Una lágrima brota de sus ojos, los cierra rápidamente evitando empezar a llorar de nuevo porque sabe que si empieza no podrá parar. Con rabia, coge ambas fotos y las rompe en pedazos diminutos y las tira a la basura antes de cerrar la puerta de casa tras de él.

Apenas 10 minutos después, estaba sentado en su vagón del tren dirección Madrid. Se colocó los cascos y reprodujo la canción que tantos recuerdos le traía: despídete de Pablo Alborán, no sin antes mandarle un mensaje por el grupo de su familia para decir que se había montado en el tren y que cuando llegase les llamaría.


"Búscame

En el recuerdo gris

Donde la tarde azul

Se volvió de marfil


Tan frágil como tú

Que deshiciste el cuento

Por miedo a ser feliz

No te importó sufrir"


Una lágrima brota por sus ojos, pero el cansancio de no haber dormido nada durante la noche es superior a su tristeza y en menos de 10 minutos cae rendido. Unos golpecitos en el hombro de Martin le sacan de su sueño profundo, poco a poco abre los ojos intentando acomodarse a la luz del día, pues cuando se montó en el vagón aún era de noche.

-Muchacho, ya hemos llegado a Madrid- dice con tranquilidad una mujer de mediana edad que Martin supone que ha sido su compañera de viaje. Mira el reloj y marca las 9 y media de la mañana. Ha estado durmiendo todo el trayecto fruto de su noche en vela.

-Muchas gracias - responde Martin tímidamente.

Coge su maleta y se dispone a salir de la estación de Atocha tratando de buscar una señalización que le diga cómo llegar al Hospital Gregorio Marañón mientras maldice no haberse estudiado durante la noche las líneas de metro de Madrid.No tarda en encontrar la salida a la calle dándose cuenta al momento que la vida en Madrid va a ser completamente diferente a lo que estaba acostumbrado en Bilbao. 

Todo el mundo al que preguntas te habla de la capital como una ciudad rápida en la que la gente corre en todas las direcciones sin pararse a mirar a la persona que tiene a su lado y Martin pudo comprobar en primera persona que eso era cierto, ejecutivos hablando por teléfono, jóvenes charlando animadamente otros más solitarios con sus cascos de música... Martin agradeció esto, el poder pasar desapercibido sin que nadie tuviera que mirarlo.

Tras rebuscar en su teléfono cómo llegar al Hospital, media hora más tarde se encontraba ante la imperiosa fachada del mismo. Tragó saliva y se dispuso a entrar. Trabajadores con diferentes uniformes corrían en todas las direcciones junto a pacientes en camillas, sillas... familiares sentados en las diferentes salas de espera todo ello dispuesto alrededor del amplio hall. Buscó durante unos segundos algún cartel que señalizase la zona de contratación y recursos humanos sin mucho éxito. A unos pasos de la entrada encuentra varios mostradores de "información" por lo que Martin decide acercarse. 

Frente a él una chica con una larga cabellera rubia y ojos grandes correctamente uniformada le sonríe y pregunta: 

-Hola guapo ¿qué necesitas?

Martin se ruboriza ante el comentario y tartamudea: - ¿Sabrías decirme cómo llegar a la zona de contratación?

La chica sonríe enternecida y le dice algo a su compañera al oído que Martin no puede escuchar. En menos de 1 minuto la chica se levanta de su puesto y se pone a su altura mientras dice:

-Hoy ha sido tu día de suerte, como no hay mucha gente y te veo perdido voy a acompañarte.

Observa de nuevo al chico que parece estar petrificado sin saber que decir fruto de los nervios, y continúa la conversación :-Mi nombre es Almudena pero puedes llamarme Denna y trabajo en la zona de información, es decir, me encargo de ayudar a los familiares a encontrar a los pacientes y como llegar a los diferentes servicios ... ¿y tú eres?-Mi nombre es Martin, y... bueno soy enfermero, acabo de terminar la carrera en Bilbao y he decidido probar suerte en la capital.

Caminan uno al lado del otro por diferentes pasillos mientras conversan.

-Pues mucha suerte, Martin. Ya hemos llegado- dice mientras señala la puerta de "Recursos Humanos", - yo te espero aquí para decirte como llegar a la planta en la que te asignen.

-Gracias- fue lo único que era capaz de decir Martin ante los nervios de estar a pocos segundos de saber su destino los próximos meses.

Coge aire y llama a la puerta un par de veces antes de pasar. Tras la puerta se encuentra a una mujer de unos 60 años con cara de pocos amigos. Martin carraspea consiguiendo lograr la atención de la señora. - Bbbuenos días, mi nombre es Martin Urrutia y venía a firmar mi contrato de verano- comenta con un hilo de voz.

La mujer suspira cansada mientras busca entre el montón de papeles que se dispone frente a su mesa: - García, Gonzalez, Fernandez... Urrutia. Aquí estás- dice entre dientes.

- Vale, Martín, pues vas a trabajar en la cuarta planta del edificio B que está destinada a Traumatología. Firma aquí.

Ni siquiera se molesta en corregir su nombre, seguramente no vaya a volver a ver a esa señora en bastante tiempo. Su discurso preparado de los servicios por lo que había hecho prácticas no surgieron efecto a la hora de seleccionar su destino, el mundo parece caerse ante él, nunca había estado en traumatología. Su cabeza empieza a dar vueltas rápidamente mientras sujeta el bolígrafo y firma la cantidad de papeles que se posicionan delante de él.-Aquí tienes una hoja con los números de teléfono de los supervisores, un plano del hospital con los diferentes servicios y lo más importante donde puedes sacar los uniformes- señala sin importancia la señora como si estuviera cansada de repetir el mismo discurso cada día. 

Recoge las hojas y se encuentra con la mirada de Almudena que le mira con expectación. -¿Y bien?- susurra.

-Pues... me han contratado en la planta cuarta de Traumatología- dice nervioso.

-¿Qué dices? -grita emocionada. Martin la mira con sorpresa porque no entiende su efusividad.

-Ahí trabaja mi novio Juanjo Bona, ¡vas a estar genial !


VIAJE A NINGÚN LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora