CAPÍTULO 11. YO NO LO SABÍA

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Juanjo se marchó decepcionado a su casa. El maño era consciente de que durante la primera semana de trabajo del vasco no se había comportado como era debido. Solo había sabido ponerle trabas en los intentos de tener una buena relación entre ambos y quería enmendar su error pero no pensaba que iba a tener ese fatídico final.

Lo que más le dolía era que el vasco hubiera dicho que él nunca le había ayudado. No se enteraba de nada, había sido Juanjo quién estaba detrás de todo: le había estado tomando las tensiones de su pasillo cuando no llegaba a tiempo, quien le extraía analíticas complicadas cuando no podía o quien le cargó toda la medicación en su primera noche. Incluso se había atrevido a encararse al médico más odiado de la planta para decirle que bajase los humos con el pobre chaval que era nuevo. El médico no le había vuelto a levantar la voz en toda la semana tras su conversación.

El vasco había sido muy duro con él sin sentido. Sin embargo, un sentimiento de que sus quejas realmente no eran contra él, sino que se trataba de un daño colateral no hacia más que crecer en su pecho. Empezó a sentir remordimiento, ¿por qué saltaba tan pronto en las discusiones? Su carácter fuerte y de rápido enfado era uno de sus mayores defectos, no obstante, al igual que rápidamente se enfadaba, con la misma facilidad se le olvidaba y perdonaba. El vasco quizá solo necesitaba que le hubiera dado un abrazo y no haberse puesto a su nivel a la hora de discutir.

Ya en su casa decidió apagar su teléfono. Tenía por delante 3 días de libranza en los que seguramente cada uno de sus amigos le estarían mandando miles de WhatsApps preguntando que había ocurrido. Ni siquiera se dignó a avisar a Denna. Solo apagó el teléfono sin intenciones de encenderlo en varios días.

(...)

Martin mientras tanto había vuelto a casa en un estado de shock que no pasó desapercibido para Violeta. Se sentó junto a ella y la abrazó con fuerza. Tras estar unos minutos así, Martin se separó y le tendió el post-it a Violeta que lo observó con cautela.

-La he cagado Violeta, la he cagado muchísimo- dijo llorando y temblando.

- ¿Por qué dices eso? ¿Quién te ha escrito eso Martin?

- Juanjo.

-¿Qué ha pasado? ¿Quieres contármelo?- pregunta Violeta con un tono de voz suave, intentando transmitirle confianza suficiente para que hable. Mientras le atrae hacia ella agarrándole por la cintura.

-Juanjo me dejó esa nota en la taquilla y yo tuve una discusión muy fuerte con él por la noche. Pagué con el problemas personales y le dije cosas muy feas y y y ... - no hacía mas que sollozar- cuando me voy me encuentro esa notita, la había dejado escrita antes de que empezase el turno y yo le digo esas cosas Violeta. No me va a perdonar en la vida.

Martin estaba al borde del ataque de ansiedad mientras Violeta le daba caricias por toda la espalda y le hablaba dulcemente al oído. Poco a poco logró que se tranquilizase y se quedase dormido en sus brazos.

Cuando el vasco se despertó se encontró abrazado a Violeta.

-¿Estás mejor?

El pequeño asintió, aunque aún seguía triste.

- ¿Qué te parece si mandas un WhatsApp a Juanjo? Seguro que lo entiende, es una persona super empática y cero rencorosa.

Martin agradeció su consejo y cogió su teléfono para abrir el chat de Juanjo.

"Martin:

[11:00]: Buenos días Juanjo, soy Martin. Supongo que no quieras saber nada de mí. He visto la nota que dejaste en mi taquilla y me siento realmente estúpido. Pagué contigo cosas que no tenía que haberte dicho.

[13:00]: Soy yo otra vez, lo siento muchísimo Juanjo. Necesito que me perdones por favor."

Pasaban las horas y Juanjo no parecía recibir los mensajes. A Martin no le quedaban uñas que morderse.

(...)

Álvaro había escrito a Ruslana tras lo ocurrido en el turno de noche. La pelirroja era la mejor amiga de Juanjo y la única que podía ayudarle en estas situaciones, mucho más que Denna. Ambos habían escrito mensajes al maño sin éxito de obtener respuesta y al ver que ni si quiera le llegaban los mensajes sabían que algo gordo le había sucedido.

Ruslana acude al domicilio de Juanjo y toca el timbre en repetidas ocasiones hasta que consigue que este le abra la puerta.

-¡Por fin, joder! ¿Sabes cuánto tiempo llevo escribiéndote?- dice Ruslana mientras entra al domicilio sin permiso del dueño.

-Buenos días a ti también amiga, pasa, estás invitada, como si fuera tu casa- comenta con sorna.

-Ya puedes ir contándome que te ha pasado con Martin.

-No sé, parecía que estaba fuera de si... Empezó a chillarme sin sentido y discutimos Rus, ya sabes que cuando me gritan yo grito el doble.

-¿Y la nota?

-Ya ni me acordaba de ella, no sé ni si la habrá visto sinceramente.

-¿Y si te ha escrito por WhatsApp para pedirte disculpas?

-Lo dudo mucho, Rus. Pero gracias por venir a verme. Me apetece estar solo.

Ruslana lo mira con tristeza pero entiende que su amigo necesita espacio.

-Vale amor, pero ¿sabes que estoy para lo que necesites verdad? Te quiero mucho, Juanjo. Todo se va a solucionar aunque yo me tenga que encargar de ello. Por favor, enciende el teléfono y escríbeme esta noche para saber que estás bien.

Juanjo la abrazó con fuerza. No sabía que había hecho para tener una amiga tan buena como Ruslana en su vida. Le dio un besó en la frente y la prometió que por la noche hablarían.

Ruslana no ha hecho más que salir del portal de Juanjo cuando su teléfono empieza a sonar. Saca su móvil del bolsillo y en la pantalla se ilumina el nombre de Martin.

-¿Si?

-Hola Rus, por fin alguien me responde.

-¿Cómo estás, Martin? Álvaro me ha contado lo que ha pasado esta noche con Juanjo... - pregunta con un hilo de voz, temiendo que Martin se cierre en banda y no le cuente nada.

-Pues no muy bien. Justo te llamaba por eso. ¿Podrías decirme donde vive Juanjo? No me responde a los mensajes y quiero pedirle disculpas.

Ruslana no puede evitar esbozar una sonrisa.

-Claro que sí mi amor.

Martin cuelga la llamada prometiendo a Ruslana que le escribirá por la noche contándole que tal le fue con Juanjo. Camina entre las diferentes calles guiado por su google maps. Cuando finalmente llega al portal se encuentra con la puerta abierta, sube en ascensor hasta el piso que Ruslana le ha indicado, una vez enfrente de su puerta, coge aire antes de llamar al timbre.

Juanjo camina hacia la puerta pensando en encontrarse con una enfadada Denna por no contestarle los mensajes. Abre la puerta sin mirar previamente. Sorprendido al encontrarse al menor frente a él pregunta:

-¿Martin? ¿Qué haces aquí?





VIAJE A NINGÚN LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora