Juanjo y Martin se despiertan abrazados cuando los primeros rayos de luz del día entran por la ventana. Juanjo retira su mano de la cintura del vasco y alcanza su teléfono para ver que hora es. Tan solo eran las 8:30h. Se acerca hacia la figura del más pequeño y deposita un beso sobre su frente para acto seguido arrugar la frente.
- Martin, estás ardiendo -susurra preocupado - ¿Te encuentras bien?
Martin se retuerce entre las sábanas para quedar enfrente del maño. Su piel está más pálida que de costumbre y los ojos muy brillantes. Juanjo no puede evitar alarmarse por el estado del menor.
-Creo que deberíamos de irnos a casa ya, no estás en condiciones como para quedarte un día más -sentencia Juanjo.
- Pero yo no quiero fastidiarte el fin de semana Juanji - responde triste.
- Martin, no hay nada que más quiera que cuidarte.
Finalmente, el vasco se deja hacer por el convencimiento del mayor. Y ambos recogen sus cosas en silencio marchándose de la casa de la montaña de Ruslana. Ambos sabían que sus amigos harían muchas preguntas, pero no había nada que en ese momento le importase a Juanjo.
Los dos chicos se montaron en el coche y se desplazaron tranquilamente al domicilio de Juanjo. Martin sorprendido de que no le dejase en su casa se gira y observa al maño.
-¿Qué hacemos en tu casa y no en la mía?
-Te he dicho que quiero cuidarte, no quiero que estés solo - sonríe tímidamente.
Martin no puede evitarlo y se abalanza sobre el cuello de Juanjo para darle un abrazo que el mayor recibe con gusto.
-Venga vamos, que voy a hacerte un caldito caliente.
Martin no puede evitar poner un puchero. Nada más salir del coche, Juanjo coge su mochila y la del vasco para que este no tenga que cargar con nada y le da su mano derecha para que entrelacen los dedos. Una descarga eléctrica recorre todo el cuerpo de Martin. ¿Así qué es esto lo que se siente cuando alguien te quiere bien?
Los dos chicos entran en la casa del maño y Juanjo obliga a Martin a meterse en su cama, no sin antes ofrecerle una de sus camisetas de pijama para que este cómodo. El vasco inhala el olor característico del mayor y no puede evitar sonreír.
Juanjo mientras tanto se encuentra en la cocina, el vasco no sabe que está haciendo pero escucha ruidos de ollas y cuchillos a lo lejos. Es en ese momento que decide sacar su teléfono, más de 100 mensajes. Abre los ojos sorprendido, echando un vistazo rápido.
"Ruslana: mi amor ¿estás bien? Siento muchísimo no haber estado pendiente de ti, espero que puedas perdonarme :( "
"Álex: manito, estoy muy decepcionado conmigo mismo, te quiero como un hermano y tendría que haber cuidado de ti ayer. Espero que puedas volver a confiar en mí Martinu!"
Continuó bajando la pantalla, encontrándose con varios mensajes similares de Chiara, Violeta y Álvaro. Juanjo interrumpe su lectura.
-¿Quién te ha dado permiso para mirar el teléfono con lo malo que estás? No es bueno mirar pantallas.
- Pareces mi madre - ríe Martin - estaba viendo que tengo más de 100 mensajes de todos.
Martin muestra su teléfono a Juanjo, que se sienta a su lado mientras acaricia su espalda para ver mejor. El mayor le tiende un caldo de pollo que el vasco toma con gusto.
- He hablado a Ruslana hace unos minutos para decirle que nos hemos ido y que no me apetece hablar con ella ahora mismo, que a la noche la escribiré - explica molesto -simplemente para que no se preocupen o piensen que nos ha pasado algo. A mí también me han escrito todos, saben que la han cagado y mucho. Estoy realmente enfadado ahora mismo y no me apetece hablar con ninguno.
- ¿Conmigo tampoco? -dice poniendo un puchero.
- Contigo no podría enfadarme aunque quisiera.
(...)
Martin pasó un par de días junto a Juanjo hasta que se sintió recuperado del todo. Martin jamás había experimentado una sensación de estar cuidado y apreciado al 100% por alguien como por Juanjo. No podía estar más que agradecido. Esos dos días se habían sentido como una rutina de la que ninguno de los dos quería salir. Escuchando juntos música abrazados en el sofá, viendo películas hasta altas horas de la madrugada, hablando de su infancia, de sus gustos, de cualquier tema que pudiera pasar por su cabeza. Incluso hicieron videollamadas con sus respectivas familias y Juanjo pudo conocer a la madre de Martin, que nada más conocerle pidió que vinieran a visitarla a Bilbao.
(...)
Cuando se quisieron dar cuenta, los cinco días de libranza habían pasado y tenían que volver a la rutina. Martin había respondido a sus amigos que no se preocupasen que no estaba enfadado con ellos. A Álex incluso le contó sus avances con el maño, aunque se guardó para él los detalles más íntimos.
Volver a trabajar con el maño después de que ambos se hubieran confiado sus sentimientos mutuos se sentía diferente. Juanjo le dedicaba miradas y sonrisas furtivas. Se ayudaban con los pacientes, disfrutaban cotilleando con sus compañeros.
Álex y Ruslana se miraban de vez en cuando con miradas cómplices. Se sentían felices por sus dos niños, porque aunque quisieran esconderlo eran demasiado obvios. Se querían y bien.
Ruslana estaba feliz de ver a su amigo querido por una buena persona. Había sufrido tanto por su hermano que por fin encontrar a alguien que le entendiera se sentía como una cura al corazón.
Martin trabajaba rápido y contento. Sus pacientes estaban satisfechos y él se sentía pleno. Estaba cargando medicación cuando la vibración del teléfono en su bolsillo le desconcentró.
"Juanji: no hagas planes mañana después de trabajar, tenemos una cita ;) "
Se giró para buscar al maño que se encontraba cogiendo el timbre ante la llamada de uno de sus pacientes. Ambos hicieron contacto visual cuando Juanjo le sacó la lengua divertido.
ESTÁS LEYENDO
VIAJE A NINGÚN LADO
FanficMartin, un chico de 21 años bastante solitario acaba de terminar la carrera de enfermería en Bilbao. Agobiado por los recientes acontecimientos entre su grupo de amigos decide huir de su entorno y probar suerte en la capital. Allí conocerá a Juanj...