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Diez meses habían pasado desde aquella noche en la que Boss y Noeul habían reafirmado su amor y hecho la promesa de construir una familia juntos. La vida de ambos había cambiado de maneras que nunca hubieran imaginado.

Noeul y Boss habían encontrado un equilibrio en sus vidas mientras esperaban el momento perfecto para comenzar su familia. Boss había regresado a la ciudad de manera permanente, asegurándose de estar al lado de Noeul en cada paso del camino. Había conseguido un trabajo en una empresa local, y ambos se enfocaron en fortalecer su relación y construir un hogar lleno de amor y apoyo.

Una tarde, mientras Noeul descansaba en el sofá con una taza de té, Boss llegó a casa con una sonrisa en el rostro y una bolsa llena de compras.

—He traído algunas cosas para nuestro futuro bebé!—dijo Boss, desbordando de entusiasmo mientras sacaba pequeños trajes, pañales y juguetes de la bolsa.

Noeul sonrió, sintiendo una oleada de amor por Boss.

—Gracias, amor. No puedo creer lo rápido que está pasando el tiempo.

[...]

Boss se sentó junto a Noeul y puso una mano sobre su vientre, imaginando el futuro.

3Será un gran cambio, pero estoy más que listo para ser padre. Y sé que tú también lo estarás.

Noeul asintió, sus ojos llenos de determinación.

—Lo estaremos, Boss. Ya hemos pasado por tanto juntos. Esto es solo el comienzo de nuestra nueva aventura.

Mientras se preparaban para el futuro, ambos se aseguraron de pasar tiempo de calidad juntos. Caminatas en el parque, cenas caseras y largas conversaciones sobre el futuro se convirtieron en su rutina diaria. Cada momento estaba lleno de amor y esperanza.

Un día, mientras organizaban la habitación que algún día sería del bebé, Boss se detuvo y miró a Noeul con una expresión de pura felicidad.

—Noeul, gracias por hacer realidad todos mis sueños. No puedo esperar para ver lo increíble que serás como padre.

Noeul se acercó y lo abrazó con fuerza.

—Y tú, Boss. Sé que serás el mejor padre que nuestro hijo podría desear. Estoy tan agradecido de tenerte a mi lado.

La conexión entre ellos se fortalecía cada día más, y ambos sabían que estaban listos para enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara. Con la llegada del momento de empezar su familia acercándose, sus corazones estaban llenos de amor y expectación.

[...]

Finalmente, el día llegó cuando ambos sintieron que era el momento adecuado para dar el siguiente paso. Boss y Noeul habían hablado extensamente sobre sus sueños y aspiraciones, asegurándose de que ambos estuvieran listos para convertirse en padres. La decisión no fue tomada a la ligera, y sabían que estaban preparados para enfrentar cualquier desafío que viniera con la paternidad.

[...]

Una noche especial, bajo la suave luz de las velas, Boss y Noeul compartieron un momento íntimo que cimentaría su futuro como familia. Sin necesidad de palabras, sus corazones latían al unísono, llenos de amor y esperanza por el futuro.

En los días y semanas siguientes, la emoción de lo que estaba por venir llenó sus vidas. Ambos se dedicaron a preparar su hogar para la llegada del bebé, transformando una de las habitaciones en un acogedor nursery. Boss pintó las paredes de un suave tono pastel, mientras Noeul elegía la decoración con cariño y atención a cada detalle.

Las noches las pasaban hablando sobre el futuro, imaginando cómo sería su vida con un hijo. Boss leía en voz alta libros sobre la paternidad, y Noeul, con una sonrisa, soñaba despierto sobre los momentos felices que estaban por venir.

Durante estos meses de preparación, Noeul comenzó a experimentar antojos, algo que Boss encontraba adorable y se aseguraba de complacer en todo momento. Una tarde, mientras descansaban en el sofá, Noeul se volteó hacia Boss con una expresión expectante.

—Boss, ¿podrías traerme helado de menta con chocolate?—pidió Noeul con un brillo en los ojos.

Boss sonrió y se levantó inmediatamente.

—Por supuesto, amor. Vuelvo enseguida.

Otra noche, Noeul despertó a Boss a medianoche con un antojo inesperado.

—Boss, ¿podrías conseguirme mango fresco?

Aunque estaba medio dormido, Boss se levantó sin dudar.

—Claro, Noeul. Lo que quieras.

Noeul no solo tenía antojos de comida; también desarrolló un gusto por ciertos olores.

—Boss, me encanta cómo huele la vainilla. ¿Podrías traerme una vela de vainilla para la sala?

Boss cumplió con cada petición, disfrutando de ver a Noeul feliz y satisfecho.

—Todo para ti, Noeul,—decía con una sonrisa mientras encendía la vela.

Un día, mientras Boss revisaba su celular, Noeul descansaba en su pecho desnudo, sintiendo una profunda paz. La conexión entre ellos era inquebrantable, y ambos sabían que estaban listos para la siguiente etapa de sus vidas.

—Noeul—susurró Boss, acariciando suavemente su cabello.—Nuestro futuro está lleno de promesas. No puedo esperar para compartir todo esto contigo.

Noeul levantó la cabeza y sonrió.

—Yo tampoco puedo esperar, Boss. Te amo tanto.

—Yo también te amo—respondió Boss, besando suavemente su frente.

Mientras los meses pasaban, Boss y Noeul se preparaban con amor y dedicación, sabiendo que cada día los acercaba más a la realización de sus sueños. La espera estaba llena de anticipación y alegría, y ambos sabían que estaban listos para enfrentar el futuro juntos, como una familia.

The beautiful and Handsome invisible boy | BossNoeul Donde viven las historias. Descúbrelo ahora