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Capítulo dieciséis: Perdonarte.

—No me piensas decir qué cosa...

La sonrisa de Sihyeon se borró al escuchar la voz de su hermano. Mientras tanto, Minhyun estaba sorprendido de ver a Minho tomado de la mano de Seungmin, eso significaba que ya habían vuelto a hablar.

—¿Eh? —preguntó la chica un poco nerviosa mientras escondía sus manos detrás de ella—. Seungmin yo...

Se quedó callada durante un largo rato, no tenía idea de que iba a decir y estaba más que segura de que su hermano la odiaría si le decía toda la verdad y lo perdería para siempre.

—Uh, Seungmin. Minhyun y yo nos tenemos que ir... Nos vemos mañana... —le susurró Minho al ver que el ambiente estaba muy tenso e incómodo, así que era mejor que se fueran a su casa.

—Sí, está bien.

Antes de irse, Minhyun se acercó a Sihyeon para decirle al oído "No mientas más, sólo le harás más daño", y así, volvieron a su casa, dejando a los hermanos Kim solos.

—Entonces, ¿qué es eso que no me quieres decir, noona? —preguntó Seungmin en voz baja, estaba triste porque su hermana le quisiera ocultar cosas.

—Seungmin, de verdad lo siento. Tengo que confesarte algo... —la voz de Sihyeon comenzó a temblar.

—Es malo, ¿cierto?

Su hermana asintió lentamente.

—Mira, Seungmin, si luego de esto no quieres perdonarme lo entenderé —bajó su cabeza antes de seguir hablando—. Yo no pensé mucho las cosas, estoy arrepentida de lo que hice... Te mentí sobre lo de Minho, yo fui la que inventó todo eso sobre él.

Por fin confesó.

El mundo de Seungmin y la felicidad que había recuperado unos momentos atrás se habían de derrumbado por completo.

—Sihyeon... tú no... —su garganta se secó y las palabras se atascaron ahí—. Tú... tú no harías algo así... y tampoco a mi mejor amigo... ¿por qué? —sus ojos se llenaron de lágrimas, retrocedió alejándose de su hermana

Ella intentó tomar su brazo, pero no pudo, pues Seungmin no lo permitió.

—De verdad lo siento tanto, yo no...

—No digas más, Sihyeon. ¿Te das cuenta de todo el daño que nos causaste a Minho y a mí? Lo ignoré por cosas que no eran ciertas, y yo la pasé muy mal todo ese tiempo... Me dijiste que no querías que sufriera y al final fuiste tú quien me lastimó —se limpió las lágrimas que se habían acumulado en sus mejillas—. Yo realmente no sé si pueda perdonarte.

Comenzó a caminar para ir a cualquier otro lugar lejos de su casa.

—¿A dónde vas a ir? —Sihyeon lo detuvo.

—Necesito pensar muchas cosas, dile a mamá que no se preocupe, volveré a casa en unas horas —contestó con un tono de voz muy bajo y se alejó nuevamente.



(  .   .   .  )



A Seungmin le sorprendía que aquel día el parque estuviera casi vacío, había ido para levantar sus ánimos viendo a los niños divertirse, pues le traía recuerdos de cuando él era pequeño, pero sólo había adultos que pasaban por ahí mientras hablaban por teléfono sobre problemas el triple de grandes que los suyos.

Como sea, había estado pensando durante más de una hora en lo que su hermana le había dicho, se sentía demasiado traicionado, molesto, decepcionado y más que todo eso... triste.

Simplemente no podía creer que su hermana hubiera hecho todo aquello, jamás podría volver a confiar en ella.

—¡Seungmin! —gritó alguien detrás de él, causando que diera un pequeño brinco.

Luego volteó para encontrarse a Hyunjin con un perrito en manos.

—¿Estás solo? —preguntó el mayor mirando a los alrededores, en busca de un posible acompañante de Seungmin.

—Uh, sí —respondió en voz baja, a pesar de que había hablado ya muchas veces con Hyunjin, se sentía un poco tímido.

—¿Y qué haces aquí solo? —cuestionó sentándose a un lado de él, vio su rostro y se dio cuenta de que tenía los ojos muy rojos—. ¿Todo está bien?

El pequeño perro en sus brazos empezó a removerse y se zafó de su agarre para subir a las piernas de Seungmin y comenzar a restregar su cabecita en sus manos, pidiendo caricias.

—Ay, lo siento, Kkami a veces suele ser extraño, prefiere estar con otras personas que conmigo. No soporta estar mucho tiempo en mis brazo —dijo para después hacer un puchero—. No te importaría tenerlo ahí un rato, ¿verdad?

—Oh, no, descuida, es muy lindo —sonrió mirando su regazo, en donde ahora descansaba Kkami muy cómodamente.

Ambos se quedaron en silencio acariciando al perrito, quien no podía estar más feliz por todo el amor que le estaban dando los dos chicos.

—¿Qué tal va tu día? —Hyunjin por fin se decidió a hablar, pero no sabía si esa había sido una buena pregunta en aquel momento.

—Me gustaría que hubiera sido mejor... —dio un suspiro y luego apretó sus labios mirando a cualquier lado que no fuera Hyunjin, no quería llorar de nuevo y mucho menos frente a Hyunjin otra vez, no quería arruinarlo.

—Seungmin... No estás solo, ¿de acuerdo? Puedes decirme lo que ocurre, quizá pueda ayudarte.

—¿De verdad? —lo volvió a mirar y el más alto asintió—. Uh, bueno. Lo que pasa es que... hay una persona que yo quería demasiado y... —bajó su cabeza—. Me hizo mucho daño e hizo que yo le hiciera daño a otra persona que amo. No sé si pueda perdonarla, las cosas que dijo ocasionaron muchos problemas.

A pesar de tener la mirada baja, Hyunjin pudo notar los ojos cristalinos de Seungmin.

—¿Sabes las razones por las que hizo eso?

—No, pero tengo miedo de saberlas, estoy seguro de que me decepcionaré aún más de lo que ya estoy.

—Tal vez deberías hablar con esa persona sobre eso, y quizá-

—Ella comenzó los rumores sobre Minho —interrumpió al mayor.

—¿Qué? —abrió los ojos tanto como pudo, luego aclaró su garganta antes de volver a hablar—. Oh, yo creo que igual sería bueno escuchar las razones por las que inventó todo eso, no tienes que perdonarla si no te sientes bien con lo que hizo, sólo escúchala. Si esa persona está dispuesta cambiar y arreglar lo que se pueda del problema, tal vez con el tiempo ambos puedan ir superándolo. Todo estará mejor, Seungmin.

Aunque si yo fuera tú no la perdonaría. Pensó Hyunjin, porque claramente no iba a decirlo en voz alta, sabía que decir eso no ayudaría mucho a la situación.

Seungmin susurró un pequeño "Gracias" y continuó repartiendo caricias al perro en sus piernas. Ahora se sentía un poco mejor, la mayoría del tiempo se sentía rechazado por todas las personas, a excepción de su familia y Minho, y que ahora hubiera llegado una persona nueva a su vida dispuesta a escucharlo lo hacía sentir bien.

No quería volver a casa y ver a su hermana, pues se pondría mal de nuevo.


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