.07. Unión

3K 318 136
                                    

○ mala noticia mi jente

El sol de Ddraig comenzó a salir, iluminando poco a poco el pueblo junto con los rayos del sol que empezaron a filtrarse por las ventanas del palacio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


El sol de Ddraig comenzó a salir, iluminando poco a poco el pueblo junto con los rayos del sol que empezaron a filtrarse por las ventanas del palacio.

Keigo abrió las cortinas de los dormitorios junto a los otros dos servidores, viendo horrorizado el gran desorden de plumas, telas rasgadas y decoraciones rotas.

- malditos -masculló con rabia-. ¡despierten ahora mismo!

Pasaba por cada colchón jalando los cabellos o brazos de las betas y los omegas, recibiendo chillidos de dolor y berrinches.

- ¡levantense de inmediato, desgraciados! -volvió a gritar Keigo.

Se levantaron rápido acomodándose con la cabeza baja y sus manos sobre su regazo.

- ¿¡qué sucedió aquí!?

Pronto vio a Izuku quien era el único sentado, abrazando sus piernas.

- ¿fuiste tu no es cierto? -se acercó-. ¡levántate!

Los ojos verdes lo miraron con seriedad, Keigo se sorprendió ante esa mirada tan fría y enojada.

- no fui yo -volteó a ver al rubio y a sus dos amigos para señalarlos-. él, ella y ese lo hicieron

- mentiroso, fuiste tu quien empezó -se defendió Monoma con un gruñido.

- ¡cierren la boca los dos! -volteó a ver Izuku con una notable decepción-. yo no les enseñe esto, que vergüenza, actúan como perros

Se bajó acercándose al peliceleste que iba entrando junto a Aizawa. Ambos soltaron un jadeo de sorpresa al ver el gran desorden en el harén.

- ¡oh por Jeanist!

Tanto Keigo como Aizawa tuvieron que sostener a Tenko quien estaba a punto de desmayarse.

- ¡escuchenme bien todos ustedes, limpiaran de arriba a abajo este lugar hasta que no quede ni una sola pluma! -ordenó con fuerza Aizawa-. ¡si para el anochecer no dejaron este lugar impecable no comerán hasta mañana en la noche!

- ¿¡entendieron!? -preguntó Keigo sin dejar de sostener al peliceleste.

- si -todos bajaron la cabeza, sintiendo la mirada iracunda del azabache.

Dicho eso los tres encargados salieron del harén, dejando solo a los demás eunucos para que les trajeran cubetas y trapos.

Tanto Monoma como los demás omegas vieron con enojo al peliverde, culpandolo del castigo que les impusieron a los demás de manera injusta.

Se cambiaron a sus ropas para iniciar a limpiar.

Consistía en un vestido de lino blanco con un chaleco azul y un cinturón de plata. Los causantes del desastre serían los que irían por agua para las cubetas.

ODNOLIUB | 𝐁aku𝐃eku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora