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"𝐴𝑙𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑢𝑛 𝑠𝑜𝑙𝑜 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝑒𝑛 𝑠𝑢 𝑣𝑖𝑑𝑎 "
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Tras ser raptado por los bárbaros y vendido a los lacayos del imperio enemigo de su tierra natal, Izuku decide ganarse el favor del sultán del gran imperio...
Necesito una amistad como Denki que se mete a los putazos por su bestie.
Primer aviso, habrá bakutodo :')
☆
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Izuku todavía no salía de su shock.
——"Izuku ahora es un Kadin"——
Después de que el sultán lo anunciará en medio del harén quedó en blanco por la noticia.
Sabía que Tenko y Keigo se lo llevaron a lo que sería sus nuevos aposentos en el jardín de los favoritos luego de que Aizawa les ordenera llevarlo.
En el otro extremo del jardín estaban lo que son los cuartos para los favoritos.
Dicho jardín había otros cuatros concubinos que; antes de que llegara al harén, habían estado en los aposentos del sultán y fue la madre sultana quien las envió.
Claro que ya no volvieron a los aposentos de Katsuki y para la sorpresa de todos habían perdido sus embarazos.
Todos.
Pero aún así Katsuki los dejó ahí por el dolor que debían sentir al perder a sus primogénitos.
El saber que todos ellos habían perdido sus embarazos lo aterró un poco, no quería perder a su futuro cachorro.
— ¡Izuku! —agitó su mano delante del rostro de su amigo.
Parpadeó dándose cuenta que la cena estaba en la mesa de su habitación junto con otro pequeño cofre.
— ¿estás bien?
— Denki, ¿qué has oído sobre los otros favoritos? —preguntó ignorando la pregunta del rubio.
Este solo bufó al ver la angustia en los ojos verdes de Izuku.
— según palabras de Ibara, todos ellos entraron a los aposentos del sultán, cuando se anunciaron sus embarazos esa misma noche tuvieron un aborto espontáneo, creyeron que se trataba de una enfermedad pero lo descartaron al asegurar que en la cocina todo estaba en buenas condiciones, entonces concluyeron que ellos son solo omegas recesivos que no soportaron las feromonas del sultán —narró recordando las palabras de la peliverde—. ¿por?
— solo tengo miedo de que me suceda lo mismo —musitó con miedo.
Denki al ver el miedo en los ojos verdes lo entristeció, desde que habían llegado al palacio siempre vio ese destello de valentía en los ojos de Izuku.
Incluso el tenía esa espina de angustia sobre los futuros cachorros de Izuku.
No lo dijo en los aposentos del sultán para no darle preocupaciones pero durante la noche de jueves santo vio en las estrellas un peligro para Izuku.
Pero ahora que estaban un escalón arriba del harén debían ser inteligentes y precavidos.
— no tengas miedo, yo me aseguraré de que nada malo te pase durante la gestación y cuando tus cachorros nazcan daré mi vida para que crezcan sanos y fuertes Izu —prometió con una sonrisa reconfortante mientras tomaba la mano del pecoso—. lo prometo
