Emma Bennett
Al parecer la cafetería esta relativamente tranquila ahora mismo.
Estoy sentada en una de las mesas del fondo que está escondida entre dos pilares.
Los papeles esparcidos por toda la mesa son uno de los motivos por los que me he sentado aquí.
Eso y para esconderme de todos.
Todavía no me puedo creer que hayan pasado dos semanas desde que Lucas llegó al instituto.
Y con el un nuevo aire a mi vida.
Por lo que he visto Lucas se ha integrado bastante bien en el equipo de baloncesto.
Aunque cuando no esta entrenando en algunas clases esta pegado a mi como una lapa.
Todavía me sigo preguntando porque no se ha alejado de mi como el resto del instituto.
Porque estoy segura de que le han llegado rumores sobre mi.
Lo más raro de todo es el como actúa la gente cuando el está cerca.
Es como si temieran que explotará en cualquier momento.
Este donde este la gente lo mira con temos apartándose de su camino cuando tiene intenciones de pasar por algún sitio.
Y a mí solo me causa gracia ya que debajo de ese aspecto duro y frío y ese aura de peligro que parece acompañarlo se esconde un Lucas totalmente diferente cuando no hay nadie delante.
Frunzo el ceño intentando comprender que significa lo que estoy leyendo.
Aunque verdaderamente me es imposible.
De repente un vaso de carros aparece justo delante de mi cara sobresaltándome.
Genial ya me ha encontrado alguno del grupito de Jessica.
Levantó la cabeza asustada y pongo mala cara cuando me encuentro de frente con los ojos grises de Lucas que me miran tan intensamente como siempre.
---Me has asustado--- me quejo tratando de calmar mis pulsaciones.
Lucas se limita a encogerse de hombros lanzándome una sonrisa de medio lado burlesca.
---¿Que estás haciendo? ---su voz grave resuena en todo el espacio chocando con las columnas de cemento.
---Trato de entender lo que quieren decir estos apuntes--- le contesto señalando la mesa repleta de hojas.
Lucas suspira con aburrimiento arrancandome de las hojas de las manos sin previo aviso.
Miro malamente como comienza a leer la roja con rapidez.
Es demasiado frustrante ver cómo además de ser egocéntrico con aires de superioridad también es un maldito genio.
Literalmente no necesita atender en clase para aprobar todo con buena nota y sin esforzarse.
Levanta una ceja en mi dirección con burla--- antes de tenerme las hojas de nuevo.
---Eso lo entendería hasta un niño de preescolar, Bambi--- dice recostandose en la silla.
Lo miro malamente escuchando el mote que ha decidido ponerme, pero el solo se dedica a dedicarme una sonrisa que no alcanza sus ojos.
Por suerte divina la sirena sirena toca y me levanto comenzando a recoger todos los papeles guardando los en mi bolso.
Lucas también se levanta dirigiéndose a una de las papeleras que está cerca tirando el vaso de cartón antes de esperarme.
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Reina del caos
RomanceAidén nunca fue un héroe. Su mundo, rodeado de muerte, no daba espacio para actos de bondad ni para sentimientos de ternura. Él vivía en las sombras, liderando con puño de hierro un imperio que muchos temían y pocos comprendían. Y él estaba en pa...