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Aidén Sullivan


Subo las escaleras con los pasos resonando como si quisiera arrancar cada peldaño.

Que no estaría más lejos de la realidad.

Estoy furioso, y con cada escalón, esa furia solo se hace más intensa.

No puedo entender cómo demonios Lucas ha permitido que Emma acepte ir al baile de graduación con un completo desconocido.

Claro, no es como si pudiera admitirlo en voz alta, pero la simple idea de imaginarla bailando con ese tipo me pone los nervios de punta.

Cuando llego a la puerta de la habitación de Lucas, no me molesto en llamar.

Empujo la puerta con fuerza, haciendo que golpeé contra la pared.

Lucas esta tirado en la cama, relajado como siempre, como si el mundo no estuviera a punto de arder.

Se incorporar al verme entrar, con una mirada de confusión, pero también de alerta.

—¿Qué te pasa? —pregunta,

Que su tono sea calmado no me ayuda en nada.

Cierro la puerta de un portazo, girándome hacia él con la rabia pintada en la cara.

—Soy yo quien debería preguntarte eso a ti —gruño, apretando los puños—. ¿Cómo demonios se te ocurre incitar a Emma a ir a ese estúpido lugar con un tipo que no conoce?

Por un momento, veo cómo la comisura de sus labios se levanta, casi como si estuviera a punto de reírse, lo que solo me enfurece más.

—Voy a estar allí también, Aiden. Y no voy a alejarme mucho de ella —responde, encogiéndose de hombros, como si eso solucionara todo.

Niego lentamente, conteniendo las ganas de lanzarme sobre él.

—Eso no me importa una mierda, Lucas. ¿Cómo has permitido algo así?

Lucas vuelve a encogerse de hombros, su expresión volviéndose más seria.

—¿Y por qué no lo permitiría?

Eso es el detonante.

—¡Porque es una locura! —grito, mis palabras llenando la habitación.

Lucas se levanta, cruzándose de brazos, mirándome como si yo fuera el que estubiera desquiciado y no el.

—No es una locura, Aiden. —Su tono es firme, casi desafiándome—. No es una locura darle la oportunidad de ser una adolescente normal por una última vez en su vida.

Bufo, tratando de no perder lo poco que me queda de paciencia.

—Va a seguir siendo una adolescente normal, no es como si le fueran a salir alas y empezara a volar de repente.

Lucas me mira fijamente, sus ojos serios como el infierno.

—No, no le van a salir alas. Pero en cuanto se gradúe, lo razonable es que les digamos a todos que la hemos encontrado. Y tú sabes perfectamente lo que eso significa.

Trago saliva, negando con la cabeza, tratando de apartar esa idea de mi mente.

No quiero pensar en lo que vendra después, en todo lo que implica que Emma sea presentada frente a las organizaciones.

—Puede ser una adolescente normal yendo a su graduación sin que ese tipo la tenga que acompañar —digo,

Se que no es una de mis mejores réplicas, pero tampoco puedo evitarlo.

Reina del caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora