⚔Capítulo 3:La Tortuosa Entrevista

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El frío del metal se sentía dolorosamente agudo contra mi piel y cada centímetro de mi cuerpo estaba tenso.

Podía sentir cada músculo contraído mientras mi cuerpo colgaba en el aire, estaba sujeta de las manos, las cuales estaban atrapadas por un gancho en el techo y mis piernas apenas tocaban el suelo.

La incomodidad era insoportable, y el frío de la habitación me calaba los huesos. No había ventanas ni luz natural, solo el resplandor blanco de las luces artificiales que hacían que el ambiente fuera aún más frío y tetrico.

Cada día de esta última semana había sido una tortura sin descanso. 

Tres agentes de la paz, entraban a las jaulas y nos tomaban a Peeta, Johanna y a mi para llevarnos a nuestras respectivas salas de tortura como si fuera una rutina.

Sus objetivos no era solo lo físico, querían romper nuestras mentes y almas, y ciertamente no escatimaban en esfuerzos para lograrlo.

El dolor en mi pierna era un recordatorio constante de pelea con Augustus, quien no tengo ni idea de donde estara, por otro lado la herida aún no se curaba del todo y  me dolía con cada respiro y el malestar se intensificaba con cada golpe que recibía.

A veces, el dolor en la pierna parecía eclipsar el dolor en otras partes de mi cuerpo, recordándome la arena y todo lo que pasó en ella.

Suspire tratando de mover las manos sin mucho éxito, estaban dolorosamente entumecidas, apenas les llegaba sangre y cada movimiento que intentaba hacer solo empeoraba la sensación. 

Me distraje por el sonido de la puerta y al verlos entrar solo deseaba que no me tocaran, que no me hicieran sentir su manos por mi cuerpo, otra vez.

Aunque esta vez lo que recibí fueron sus golpes y cada impacto enviaba ondas de dolor a través de mi cuerpo. El dolor era tan abrumador que a veces me resultaba difícil formar pensamientos coherentes.

Pero medio de los golpes rodé los ojos cansada cuando empezaron a preguntar, las preguntas que eran siempre las mismas.

-Dinos lo que sabes sobre el Distrito 13 -la voz de uno de ellos se filtraba a través de su máscara- ¿Qué están planeando?

-No sé nada -respondí con voz temblorosa antes de suspirar profundamente- No tengo información sobre el Distrito 13 -repetí por quien sabe cuantas veces ya.

En cuanto respondí volvieron a golpearme, cada golpe, patada y bofetada mas fuerte que el anterior y a veces, sus comentarios eran más dolorosos que los golpes.

-Seguro tu lindo pescador ya se olvido de ti ¿No crees? -preguntó uno de ellos con notable sarcasmo- No lo veo por aquí, parece que tiene más en qué pensar que en tu bienestar. ¿O tal vez su plan siempre fue dejarte aquí?

-Y tus lindas hijas -continuó el otro agente antes de pasar sus manos por mis muslos descubiertos gracias al corto pantalón- Las he visto en la tele, son tan hermosas como su madre.

Ese comentario fue un golpe bajo. Las imágenes de mis hijas pasando por esto inundaron mi mente, y las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos al igual que la ira. Ya ni siquiera me esforzaba por fingir ser fuerte por que no lo era y cada golpe y súplica me lo confirmaban.

-Tal vez al encontrarlas podamos divertirnos un poco -replicó el otro riendo mientras se sentaba a observar tranquilamente como su compañero rompia mis pantalones dejándome en unas bragas que no cubrían mucho.

-Maldito bastardo menciona a mis hijas y te enseñaré qué tan divertida puedo ser -maldije entre dientes mientras me retorcía y pataleaba sin fuerza tratando de quitar las manos de su amigo de mi cuerpo antes de escupirle.

Fenix ~ Los Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora