⚔Capitulo 1: De Vuelta a Casa

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Tomó una bocanada al despertar tembloroso y con lágrimas en mi rostro y se que todo ha sido una pesadilla, pero automáticamente pienso en el objeto de estas. Helena.

Cuando me miraba, cuando me tomaba de la mano, necesito encontrarla.

Por que ella es la razón por la que todavía puedo creer en algo más allá de la guerra, más allá del Capitolio. Y si es así, entonces lucharé, no solo por la rebelión, sino también por la posibilidad de un futuro con ella.

-Hola... -murmura Katniss sacándome de mi mente y suspiro antes de sentarme sobre la camilla de la enfermería.

-Hola -es lo único que me veo capaz de responder. Sentía el sudor frío corría por mi frente mientras mi respiración se aceleraba, cada inhalación una lucha contra el pánico.

Las imágenes seguían ardiendo en mi mente, nítidas como si acabara de estar allí, atrapado en esa oscuridad. Helena, gritando, su cuerpo retorcido de dolor, mientras los agentes del Capitolio la torturaban sin piedad. No podía alcanzarla. No podía salvarla.

Me llevé una mano a la cabeza, mis dedos apretando con fuerza mi cabello húmedo. La angustia me consumía, cada músculo de mi cuerpo temblaba por el peso de la culpa

Intenté tranquilizarme, respirar profundo, pero los gritos en mi mente no se apagaban. Mi pecho ardía por el dolor de la impotencia.

El leve sonido de Katniss sentándose a mi lado me sacó de ese abismo.

Giré la cabeza y la vi, su rostro reflejaba una desesperación similar a la mía, aunque ella, como siempre, lo ocultaba bajo esa mirada de acero que había llegado a conocer bien.

-No podía dormir -murmuró ella sin mirarme directamente, los ojos fijos en el suelo, parecía más frágil de lo que recordaba, como si el peso de todo lo que había pasado la estuviera aplastando.

No tuve que preguntarle por qué. Ambos sabíamos lo que estaba pasando. El silencio entre nosotros lo decía todo. Sus pensamientos estaban con Peeta, al igual que los míos estaban con Helena.

- Yo tampoco -admití, mi voz ronca, casi quebrada. Tragué el nudo que tenía en la garganta, pero el dolor no desaparecía-No dejo de pensar en ella desde que... desde que se la llevaron.

Hablar de Helena en pasado dolía más de lo que podía soportar. Èl no haber cumplido mi promesa, no haber podido protegerla como había jurado.

Katniss seguía sin mirarme, pero sus hombros tensos me decían que estaba sintiendo algo muy parecido. Cuando finalmente habló, su voz era apenas un susurro.

- Peeta... -pronunció su nombre con un dolor que reconocí al instante- Lo veo cada vez que cierro los ojos. Lo escucho... gritar. Y no puedo hacer nada para ayudarlo.

Mis manos temblaban sobre las sábanas. Asentí lentamente, con la mirada perdida en algún punto de la habitación.

- Siento lo mismo con Helena -susurré con voz rota.

¿Cómo se lo diré a Isabelle y Sophia? Ellas no lo saben, esperan verla, abrazarla, como si todo pudiera volver a ser normal.

He pasado por tanto, he visto tanto, pero esto... Esto es peor. Peor que cualquier arena. Porque sobreviví, pero Helena no está a mi lado.

El Capitolio tiene a la única persona que me mantenía cuerdo, la única que me hacía creer que todavía había algo por lo que luchar. La sensación de impotencia era una tortura en sí misma.

La imagen de Helena, magullada y rota, era un tormento que me perseguía, y no importaba cuántas veces me dijeran que debía ser fuerte.La realidad era que no podía salvarla. Y eso me destrozaba.

Fenix ~ Los Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora