⚔Capitulo 10: La arena IV

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Siete de 24 tributos y solo han pasado 4 dias... uff -resoplo Caesar mientras narraba- Estos han sido unos juegos rápidos, prometedores y sangrientos.

-Eso es cierto sin duda, mas aun después de la masacre del trio dorado favorito del publico -replico su compañero.

-Así es, pero no olvidemos que ahora Helena, su única sobreviviente, parece estar en algún tipo de shock o episodio por la muerte de sus amigos y sera mejor que lo supere si no quiere terminar como ellos...


Inhalo y exhalo intentando acostumbrarme a la luz solar que quema levemente mi rostro y reseca mis labios, observo a mi alrededor y por primera vez noto que no me he movido desde que todo sucedio.

Dejo caer mis piernas por fin y siento el entumecimiento debido a la sangre que al fin es libre de llegar a mis pies y solo pienso...

¿Cómo diablos no llego un tributo y me mato en todas estas horas?

Me levanto con dificultad y sorbo mi nariz intentando no volver a llorar por la muerte de mis,  recién descubiertos, guardianes.

¿Por que Finnick hizo eso? Pedirle a dos personas que me protejan con sus vidas.

De repente un silbido agudo me hace mirar al cielo e inmediatamente tapo mis ojos con mi mano para no cegarme por el brillante y deshidratante sol.

Un contenedor de metal bajo con un pequeño paracaídas y lo tomo rápidamente, al abrirlo veo una botella de agua, la crema milagrosa y una nota.

Tomo el papel y la botella al mismo tiempo y comienzo a beber al ritmo que desdoblo la pequeña nota para leerla. 


-''Los mineros son los ayudantes de Satanás, cura esas heridas y escarba hacia el sur''-


Corta, precisa y completamente inentendible para mi, suponía que era de Finnick claro dado que solo el rubio me llamaba satanás.

Pero, ¿Mineros? 

Que diablos se supone que...

-Maldito Finn -murmure al entender su nota y suspire cerrando la botella de agua que estaba por la mitad.

Seguidamente saque la crema que ayudaba con los golpes, la unte en la herida abierta que tenia por los golpes del tributo 3 en mi cabeza y al instante un terrible ardor me hizo saber que ya estaba curada, la guarde dentro de la mochila que encontré junto a la fogata de Ian y sus amigos muertos y comencé a prepararme.

Meti la botella de agua que estaba a la mitad y unas galletas que encontre en la mochila de algun tributo.

Debía encontrar al tributo del 12 que al parecer estaba al sur, recogí mis dagas y las limpie con mi ropa para luego guardarlas, también quite mi abrigo debido al calor excesivo y lo guarde en la mochila.

Robe descaradamente la espada de Ian dado que ya no la necesitaría y además era algo linda y ligera.

-Servirá -murmure para mi misma mirándola antes de guardarla en el cinturón que también le había hurtado.


-Y ahí lo tienen señoras y señores, Helena de troya esta de vuelta en el juego -anuncio el compañero de Caesar y el publico aplaudió celebrando.

-Mas le vale, mis apuestas y las de medio Panem están en ella -chisteo Caesar haciendo reír a todos.


Fenix ~ Los Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora