Capítulo 3: Choque de morales

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El coche se estaciona en un lugar con poca luz, alrededor de ellos habían coches muy lujosos y algunas motos. Gojo se baja y acomoda su uniforme, coge la mano de Kokoto y la guía hacía una especie de portal que los transporta a un hermoso y lujosos café, que parecía sacado de los antiguos escritos de Japón.

—¡Es... es... hermoso!

—Lo se, este café esta diseñado exclusivamente para hechiceros, por eso solo nosotros podemos ver y atravesar el portal mágico.

Una camarera con kimono se acerco, nos saludo con respeto y nos guio a una mesa maravillosamente adornada.

—¿Qué vamos a pedir?

—Yo esperare a Suguru, pero si tu quieres pedir, adelante...

Kokoto abre el menú y sus ojos estuvieron a segundos de salir disparados de sus cuencas al ver el altísimo precio de la carta. Disimuladamente hojea para ver si hay algo que este dentro de su presupuesto, sabe de sobra que un simple café la dejara en banca rota.

—¿Problemas en el paraíso, mocosa?— se burló, la sonrisa arrogante de Gojo parece darle una patada en el estomago a una Kokoto que no tenia los mismos ingresos que un hechicero grado especial. —Ya te dije que yo invitaría, te pagare cualquier cosa que pidas, el dinero me sobra.

Kokoto dejo salir un suspiro frustrado y desvió la mirada sonrojada, dejo el menú cerrado en la mesa y se aclaró la garganta.

—Creo que yo también esperare a Suguru...

Gojo la mira levantando una ceja, comprendiendo que su actitud provocó incomodidad. Él también aclara su garganta, adopta una postura mas relajada y llama a una camarera.

—A la mocosa tráele un Gyokuro* y yo quiero un Frappuccino con doble jarabe de chocolate y chispas, también traemos unos panqueques con crema y miel y unas galletas de avena, gracias.

La camarera asiente y toma nota del pedido, Gojo apoya sus codos en la mesa y apoya su cabeza en su mano.

—Hagamos esto más interesante... ¿Por qué tu condición física es tan terrible? Tengo curiosidad de como la hija de un grupo de asesinos tan importante termino metida aquí.

—La verdad es que por la falta de talento; Los sicarios del grupo Mitsumiya son en su mayoría hechiceros de primer grado y algunos incluso son hechiceros de rango especial—. Ella suspira, y se estira en la silla con un gesto bastante poco elegante que hace reír a Gojo. —Ellos en su mayoría se casan con otros clanes para preservar el linaje y la conservación de la energía maldita, pero sabes bien que no todos los hijos de hechiceros nacen con el poder hereditario...

—Tu claramente no fuiste bendecida.

—Exacto, la verdad todos pensaron que se trataba de una atadura celestial pero poco a poco fueron notando mi pequeña cantidad de energía maldita y eso los llevó a someterme a estrictos entrenamientos desde muy temprana edad y...

—Se les pasaba la mano...—. Interrumpe Gojo, mirando fijamente a Kokoto, quien asiente y aprieta sus manos con nerviosismo. —Supongo que con el tiempo, eso le paso factura a tu cuerpo.

—Si... Supongo que no puedo ocultarlo... Los seis ojos pueden mostrarte todo...

—En realidad no, solo lo deduje observándote durante el entrenamiento...

La camarera trae la orden, el aroma del té de Gyokuro era delicioso, tanto que Gojo se le antojo pedir uno para él.

—Comenzaste siendo muy rápida pero poco a poco fuiste bajando el ritmo cuando tu cuerpo lastimado comenzó a quejarse...

JJK - El adiós despues de AmanaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora