Capitulo 10: ¿Como puedo volver a empezar?

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Gojo, Nanami y Kokoto estaban parados en el campo de entrenamiento, compartiendo unas barritas de cereal e intercambiando algunos consejos que podrían ayudar a la chica a mejorar.

Desde la distancia, Geto no levantó la vista, caminaba con las manos en los bolsillos, encorvado y con unas tremendas ojeras.

Las risas de sus amigos le hicieron fruncir el ceño, ¿Se habían olvidado tan fácilmente de la muerte de Riko Amanai? La cuestión realmente no era esa; Geto entendía que ellos no la olvidarían, que deseaban seguir adelante con todas sus fuerzas para ser mejores personas.

Entonces ¿Por qué se sentía tan enojado con verlos sonreír?¿era el único afectado por la muerte de Riko?¿Le afectó a Gojo tanto como le afectó a él?

Geto simplemente no deseaba responder a ninguna de esas preguntas, todas las respuestas lo llevarían a sacar conclusiones erróneas sobre sus amigos e incluso de si mismo.

Estaba tan sumergido en la pena, que no podía ver un futuro cómodo y feliz con los seres que amaba y eso lo llenaba de incertidumbre.

—¡SUGURU!—. El gritó de Kokoto a la distancia hizo a Geto parpadear a la realidad. —¡BUENOS DÍAS!

Geto sonrío con pereza, levantó la mirada y levanto vagamente la mano derecha para saludar.

—¡Vamos Suguru, camina!—. Exigió Gojo, apurando a su amigo. —Me volveré viejo si sigues caminando a ese ritmo.

Cuando estuvieron reunidos en el campo de entrenamiento, los tres chicos tomaron diferentes roles. Gojo tenía el cronómetro, Geto sería el compañero de pelea y Nanami tenía su libreta de anotaciones.

Mientras Kokoto intentaba golpear a Geto, los otros dos tomaban nota y observaban cada detalle de ella, para saber sus puntos fuertes y sus puntos débiles.

Por más que Geto intentó concentrarse, su corazón seguía luchando para mantener las emociones bajo control. ¿Qué estaba pasando?¿Por qué se sentía tan triste?

El pelinegro había leído algunos libros de autoayuda en el pasado, de lo difícil que era consolar a las personas que perdían a alguien querido, pero en su caso; Amanai y él solo habían estado juntos dos días y medio. Era una excusa de poco valor si lo comparaba con aquellos que habían perdido a un amigo cercano o un familia.

Cuando leyó los testimonios de las personas depresivas en esos libros, pensó que muchas de ellas no querían salir a adelante. Pensaba que ellos si tenían la capacidad de enfrentar el dolor solos y que solo se excusaban en la situaciones que habían vivido para justificar sus estados emocionales. <<¡Que equivocado estaba!>> Pensó, ahora era él quién no podía dejar de sentir que le faltaban las fuerzas para continuar.

Poco a poco los movimientos de Geto se fueron haciendo más lentos y menos precisos.

Estaba tan ahogado en sus pensamientos, en sus sentimientos de amargura y resignación que no se dio cuenta cuando el pequeño puño de Kokoto le impactó la mandíbula, haciéndolo caer al piso.

—¡Mierda!—. Se quejó Geto, sudando y asimilando la realidad. Recordó que estaba en medio del entrenamiento de Kokoto.

—Estas distraído—. dijo Gojo, extendiendo la mano para ayudar a su amigo.

—No, solo que Kokoto ha estado moviéndose más rápido—. Intentó justificarse Geto.

El albino se agacha a su lado, lo mira directamente a los ojos, está buscando alguna señal que le diga que esta pasando por la cabeza de su amigo.

JJK - El adiós despues de AmanaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora