25. DE VISITA EN MANCHESTER

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Ariana

Junio, presente

No hablé con mi padre en una semana, había pasado de estar totalmente deprimida a estar enojada. Tendría que asistir otro año a esa estúpida escuela, y está vez lo haría sola. ¿Y si me largará de este pueblo? ¿Y si tan solo desapareciera? Pero luego recuerdo que hay una persona suelta en las calles de Vaneshvill que me arrebato a Miller, entonces decido quedarme.

Camille quedó de pasar por mi esta mañana, ambas iríamos a Royal Van para recoger las cosas de Miller. Mire mi habitación, aún era un desastre, pero al menos podía salir de mi casa. Tocaron la puerta de mi habitación, me acerque y la abrí. Era Dolores, quién no ayudaba con la casa.

-Señorita Wayne, su amiga está abajo esperándola.

-En un momento bajo, gracias por avisarme.- Asintió y se fue por el pasillo.

Cogi mi bolso, y me dispuse a baja. Fui hasta la puerta pero entonces me detuve en la mesa auxiliar que había en la habitación, justo al lado de la puerta. Tenía un portarretratos con una foto, en ella aparecíamos Miller y yo. No fueron más de cinco segundos que la ví cuando salí de mi habitación. Salí de la casa y camine hasta el Jeep, abrí la puerta del copiloto y subí, nos saludamos y arranco el auto.

-¿Cómo sigues?- Preguntó.

-Pues, tendré que usar otro año más ese uniforme que llevas puesto, pero fuera de eso creo que estoy mejor.- Escuché que solto un risa.

-Lo siento, es que no puedo creer que la graduacion que planeamos durante años no sucederá.- Me gire para verla.

-No sucederá para mí, pero aún queda la tuya, podemos planear tu vestido de la fiesta de graduación, con quién irás.

-Sabes que no iré, además, ¿Con quién iré? ¿Con Marcus? Pasó.- Apenas lo menciono me tense, enseguida lo noto.- ¿No has hablado con él?

-No, supongo que no tenía la fuerza suficiente para hablar con nadie.

Aún recuerdo la última vez que lo ví, fue la mañana del día en que Camille me dió la noticia. Así como con Miller, tampoco estaba muy bien con el.

-¿Te desapareciste de su vida tres meses?- Solo asentí.- Mira, se que así es como reaccionas ante los problemas, y no solo con su muerte, sino con cualquier cosa que te lastime, pero necesitas cambiar eso.

-Lo dices cómo si fuera tan fácil.- Nunca lo fue para mí.

-Que tus padres te hayan abandonado no es razón suficiente para que tú abandones siempre a los que te quieren.- Me acomode en la silla al escucharla.

-Sabes, no todo lo que soy tiene que ver con ellos.

-Casi siempre tiene que ver, solo me baso en los hechos.- No iba a negar que me molestaba la comparación.

-No soy para nada igual.

-¿Estás segura? -Entonces un recuerdo vino a mi mente.

-Aún después de tantos años sigo sin creerlo.

-¿A qué te refieres?- Su mirada no era una de aprobación, era más bien de preocupación.

-Verás, pensé que cambiarias luego de tantos años, pero sigo viendo mucho de Amelia en ti.- Frunci el ceño al no comprender.- Si sabes cómo dice el dicho ¿Verdad? De tal madre, tal hija.

El resto de camino hasta la escuela fue en silencio, a diferencia de otras veces, este si era incómodo. Ya saben cómo es cuando nos dicen una verdad que estamos negados a aceptar, nos sentimos atacados, y en algunas ocasiones, también atacamos.

Si las mentiras fueran personas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora