Si las mentiras fueran personas

32. ADVERTENCIAS DE UN WAYNE

Ariana

¿Que tanto daño te puede causar una sola persona?

La alarma de mi reloj me despertó enseguida. No pude dormir bien en una semana, la angustia me invadía cada vez más. Era miedo exactamente lo que sentía, miedo de que los secretos que tanto sacrificio me costó mantener ocultos estén siendo amenazados de salir a la luz por una persona.

Las cartas pararon de llegar desde la última vez en la fiesta de halloween. Agradecía a quién fuera que Miller estuviera tan ocupado últimamente con lo que sea que hacía, que había dejado de investigar donde estaba mi madre.

Mientras tanto estaba dedicada junto con mi padre a encontrar a la persona que me estaba amenazando. Era una Wayne, detestaba las amenazas, y no me las tomaba a la ligera, justo como el resto de mi familia.

No había rastro alguno que nos dijera quién podía ser. Solo sabíamos que está persona debía vivir en Vaneshvill, pero joder, no es un pueblo pequeño. Al parecer hacia bien su trabajo, porque sabia que no le encontraríamos tan fácilmente.

Mi tranquilidad se fue a la mierda desde ayer. Leía una y otra vez la carta en mi cama.

Llevamos un tiempo sin hablar, ya lo extrañaba.

Me he enterado que lograste hacer que tus padres le quitaran por el momento el apoyo a Benedictt, bien hecho, pero no es suficiente.

¿La clave para que no llegue a ser alcalde de Vaneshvill? Que retire su campaña.

En una semana serán las primeras encuestas, tienes exactamente ese tiempo para lograrlo.

Me pregunto que haría tu novio de saber la verdad sobre lo que pasó con Amelia Wayne, ambos sabemos lo peligroso que puede ser para ti.

Tómalo como un incentivo para cumplir con lo que te pido.

No querrás saber que pasará si no lo haces.

Sus palabras fueron claras, no era suficiente con que mis padres le quitaran el apoyo, tenía que hacer que retirará su campaña.

Quién esté detrás de esto de verdad estaba enojado o enojada con Benedictt Black. ¿Entonces por qué no le amenazaba directamente a el?

Antes de ir a Royal Van me dirigí hacia el estudio de mi padre Owen. Toque, ya que la mayoría del tiempo estaba cerrada. Abrió la puerta enseguida, para mí sorpresa se encontraba en casa.

-Creí que no estarías.- Dije pasando y cerrando la puerta.

-Y aún así tocaste.- Miraba unos documentos mientras hablaba conmigo.

-¿Has sabido algo respecto a las cartas?- Levantó su mirada hacia mi.

-Parece que la persona que buscamos es totalmente invisible, no deja rastro alguno.

-Tal vez se nos está pasando algún detalle.

-Creo que lo mejor es que te dejes de obsesionar con eso.- ¿Hablaba enserio?

-Tú mismo fuiste el que dijo lo grave que era esto.- Seguía en silencio.- Me amenazó directamente con hacerle saber a Miller lo que pasó.

-Ese es nuestro verdadero problema.

-¿Que?- Pregunté confundida.- ¿A qué te refieres con eso?

-Tu novio, el es el problema.- No me sorprendía que pensará de esa manera.

-¿En qué universo sería culpa de Miller las amenazas con Amelia?- Soltó una risa sarcástica que se escuchó por todo el estudio.

-Para empezar, el fue quién libero a tu madre de ese hospital mental.- Se sentó en la silla de su escritorio.- Segundo, no le basto con liberarla también tuvo que empezar a investigar dónde estaba.