31. UNA BLACK MUY JODIDA

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Camille

Faltaba menos de un minuto para que acabará la clase. Aún cuando habían pasado varias semanas desde que todo mundo se enteró de mi relación con el profesor Matthews, seguía sintiendo sus miradas.

-Bien, pueden irse.- Dijo el nuevo profesor de Historia en cuanto sonó el timbre.

Cogí mis cosas y salí rápidamente de ese salón. Debido a la velocidad no me fijé y choque con alguien haciendo que mi bolso cayera al suelo.

-Mierda.- Exclamé.

-Te ayudo.- El chico con el que tropecé se agachó para ayudarme a recoger. Me pasó el último libro.

-Gracias.- Sonreí.

-No hay de que.- Me miró unos segundos.- Aunque si quieres también puedes pagarme con una mamada de esas que le hacías a tu profesor.- Me levanté de inmediato.

-Imbécil.- Le mostré el dedo del medio y camine por el pasillo. No era el peor comentario que me habían hecho.

Estudiar en esta puta escuela se había vuelto una tortura, pero Ariana se había esforzado en el trámite de que no me echarán que simplemente no me podia ir. Con la quiebra de mi familia, Royal Van era mi única opción para entrar en una universidad decente de Inglaterra.

Mi vida era un desastre en estos momentos, no contaba con absolutamente nadie para apoyarme, siempre habían estado Miller y Ariana pero ambos están tan raros últimamente. Mi hermano rara vez estaba en casa y mi mejor amiga rara vez venía a la escuela. Estaba completamente sola.

Ir a casa no era una opción a esta hora, mi padre se encontraba, y no estaba de humor para lidiar con el. Decidí ir a la biblioteca, tenía que estudiar para unos exámenes ya que el mes de diciembre había comenzado y con este, aumentaba la carga académica. Tenía que ser la mejor, debía serlo, o si no, estaría perdida.

Me senté en una de las mesas donde había menos gente. Busque un par de libros y me dispuse a estudiar. Mi concentración se fue a la mierda en cuanto se sentó en frente mío una pelinegra un poco intensa.

-No sabía que venías a la biblioteca.- Hablé primero.

-¿Insinúas que no estudió?- Pregunto.

-Si, de hecho es lo que pienso.- Si algo me caracterizaba, era mi extrema y en ciertas ocasiones irritante honestidad. Y ella solo sonrió de lado, me quedé mirándola más de lo que debía, quite mi mirada regresandola a los libros.

-Eres bastante difícil de encontrar aún en la misma escuela ¿Lo sabías?- No la mires no la mires, repetía en mi cabeza.

-Supongo.- Trate de no sonar como una completa idiota.

-¿Me estás evitando?- Y esa era la pregunta que sabía en algún momento me haría. Levanté mi mirada hacia ella.

-¿Por qué lo haría?- Se acercó más.

-Tú dime.- Nunca apuntaba su blazer, siempre llevaba labial y un ligero delineado que hacía resaltar aún más sus ojos verdes. Su cabello la mayoría de las veces iba recogido en una coleta. ¿Por qué tenia que mirarla de esa manera? ¿Por qué no podía mirar a un chico de esa forma?

-No te evitaba, solo he estado ocupada.

Desde la última vez que hablamos que fue hace casi un mes, me asusté. El miedo de sentir y experimentar cosas nuevas me aterraba. Si bien ya había estado con otras chicas nunca eran de la escuela, por lo que no había riesgo de que alguien se enterase, a excepción de André.

-Claro.- Cogió uno de mis lápices y empezó a jugar con el, no pude evitar sonreír, se veía linda haciendo algo tan tonto como eso.- ¿Sabes? Antes pensaba que eras una niña rica e insoportable.

Si las mentiras fueran personas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora