23- Un día libre.

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Rowent

Me levanté de un brinco, sacudiéndome la pesadez de un sueño inquietante, como si quisiera dejar atrás el mal sabor de un recuerdo perturbador. Mi mirada recorrió rápidamente el entorno; Valkyra, Rama y Maerin no estaban a la vista. El silencio de la mañana estaba roto únicamente por el murmullo de la brisa entre los árboles.

—¡Rowent! —me llamó Drimmar con un tono de alivio al verme despertar. Movía las manos, invitándome a sentarme a su lado. Me acerqué con cautela, la preocupación aún latente en mi pecho.

—¿Dónde están? —pregunté, mi voz teñida de inquietud.

—Valkyra se fue con Maerin. —Drimmar me tranquilizó con un gesto apacible— Salieron a cazar.

—¿A cazar? —mi sorpresa era visible. El hecho de que Valkyra y Maerin estuvieran juntos me inquietaba. La tensión entre ellos siempre había sido evidente. Además, mis pensamientos giraban en torno a mi reciente confesión a Valkyra, sobre la necesidad de matarla para sobrevivir. El temor de que ella decidiera huir no me abandonaba fácilmente.

—Confío en Maerin —respondió Drimmar con firmeza—. Sé que puede mantener la situación bajo control. Toma, bebe esto.

Me pasó una taza humeante de té. Susurros de vapor ascendían de la bebida, y el calor del líquido me reconfortó un poco. Drimmar había permitido que todos hicieran lo que quisieran; al parecer, el día estaba destinado a ser un breve respiro antes de lo que se avecinaba.

—¿Un día libre? —pregunté, aún procesando la información.

—Algo así. —Drimmar suspiró— Todos están abatidos, Rowent. Ayer fue un día de pesadilla, con tanta sangre y muerte. Nadie se esperaba algo así, no estábamos preparados. El grupo está golpeado. Necesitamos algo que nos devuelva la esperanza, una victoria que nos impulse a seguir adelante. ¿Crees que el plan de Valkyra funcionará?

Miré la taza en mis manos, el calor del té contrastando con la frialdad de mi preocupación.

—Ella parece segura de sí misma —dije pensativo—. Si no decide que es más seguro huir, tal vez realmente está comprometida con la causa.

—¿Confías en ella? —La pregunta de Drimmar me hizo detenerme. La verdad es que no lo sabía con certeza. Quería confiar en Valkyra, deseaba que ella también confiara en mí. Había algo en su naturaleza poderosa y letal que me hacía imaginar que podríamos formar un buen equipo.

—Quiero confiar en ella —admití con una sonrisa sincera.

Drimmar suspiró, su rostro reflejaba la carga de la responsabilidad que llevaba sobre sus hombros.

—Si no encontramos las cuevas, no solo moriremos nosotros, sino también nuestra causa. El mundo en el que vivimos se volverá aún más sombrío. Ya no habrá lugar para jóvenes brujos como Mill ni para ladrones de azotea como tú.

Las palabras de Drimmar resonaban con un peso abrumador, un recordatorio de la magnitud de nuestra misión. Sentía la gravedad de su deber en cada palabra que decía.

—Eso no va a pasar, Drimmar —respondí con una sonrisa reconfortante—. Hacemos un buen equipo, y si sumamos al elfo y a ella, nuestras posibilidades son infinitas.

Drimmar me palmeó la espalda, una sonrisa emergiendo en su rostro a pesar de la tensión. El gesto era un pequeño consuelo en medio del caos que nos rodeaba.

Me levanté del asiento, sintiendo la necesidad de moverme, de explorar el terreno que nos rodeaba. No quería alejarme demasiado, solo estirar las piernas y observar el lugar donde pasaríamos el día. Un día libre, una idea tan extraña y desconocida para mí. Mi vida había sido una constante lucha por la supervivencia, de un lugar a otro, sin tiempo para el descanso o la tranquilidad.

El despertar oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora